Elegir un programa para bajar de peso puede resultar complejo por la cantidad de opciones que se presentan. ¿Cuál es el más efectivo? ¿Cuál es el que me hará pasar menos hambre? ¿Tendrá efecto rebote? Algunas dietas sugieren que eliminar los carbohidratos es el secreto para recuperar la figura, otras afirman que no hay nada mejor que reducir el consumo de grasa.
Para aclarar un poco el panorama, un estudio quiso comparar el efecto de una dieta reducida en grasas contra otra que restringe los carbohidratos. Para evitar resultados contradictorios, la investigación se hizo en un entorno controlado por un equipo de investigadores del Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y del Riñón (NIDDK), dependiente de los Institutos Nacionales de la Salud de EE.UU.
Los especialistas, a cargo del doctor Kevin Hall, buscaron averiguar la respuesta del organismo ante una dieta sin carbohidratos y ante una dieta sin grasas. Para ello desarrollaron un modelo matemático y contaron con la participación de 10 hombres y 9 mujeres obesos, con una edad promedio de 35 años y un índice de masa corporal o IMC de 36 (cuando la cifra es superior a 30 ya se considera que una persona es obesa).
Durante el estudio, los voluntarios permanecieron en la unidad de investigación clínica metabólica del campus de NIH. Hicieron dos visitas de dos semanas cada una, durante las cuales fueron monitoreados durante 24 horas para controlar su dieta y gasto energético. Los primeros 5 días de cada periodo, los participantes recibieron una dieta balanceada de 2,740 calorías diarias, repartidas en un 50% de carbohidratos, 35% de grasas y 15% de proteínas.
El sexto día se les modificó la dieta y se les redujo un 30% de calorías: en algunos casos recibieron menos carbohidratos, en otros menos grasa. La elección fue hecha en forma aleatoria, y todos los participantes realizaron una caminata diaria en la cinta de una hora de duración.
Al monitorear a los participantes se midió el gasto de energía y el equilibrio entre la reserva de grasas y carbohidratos utilizados para producirla. Los científicos hallaron que cuando los participantes siguieron una dieta reducida en carbohidratos, aumentaron la producción de la hormona insulina.
También hubo un cambio en el metabolismo, donde los participantes revelaron tener una mayor oxidación (o quema) de grasa, y una menor oxidación de carbohidratos. Durante esta dieta también se observó que los participantes perdieron 1,86 onzas (53 gramos) diarios de masa grasa.
Cuando los participantes siguieron una dieta reducida en grasas no se observaron cambios en la producción de insulina o la quema de grasa corporal. Sin embargo, perdieron 3,13 onzas (89 gramos) diarios de masa grasa, que representa un aumento del 68% respecto de la dieta reducida en carbohidratos.
Los investigadores hallaron que la duración del estudio es limitada, por eso hace falta más tiempo para conocer los efectos en el largo plazo. De todos modos, se pudo observar que una dieta reducida en grasas resultó más efectiva para bajar la secreción de insulina y aumentar la oxidación o “quema” de grasa. Esto también resultó en una significativa pérdida de masa corporal.
Como conclusión, los participantes del estudio bajaron más grasa corporal durante la dieta restringida en grasas, con un mayor desequilibro entre la grasa ingerida y la grasa bajada. Por eso el líder del estudio explica que cuando se trata de perder grasa corporal, no todas las calorías que se ingieren son exactamente iguales.