"La diabetes actualmente actúa como una enfermedad epidémica", dijo en una entrevista con HolaDoctor el investigador argentino Adrián Abalovich. Por esto, los especialistas constantemente investigan formas de controlarla. Un nuevo estudio en ratones halló una manera de mejorar la sensibilidad a la insulina a partir de un alimento común: el queso.
La insulina es una hormona que permite a nuestro cuerpo distribuir la glucosa (azúcar) entre las células, para entregarles energía.
Cuando no es suficiente o no funciona adecuadamente (lo que ocurre en las diabetes tipo 1 y 2), la glucosa permanece en la sangre y puede causarnos graves problemas, como daños en la visión, los nervios, los riñones, enfermedades cardíacas y derrames cerebrales.
Según la Asociación Americana de Diabetes (ADA), más de 30 millones de personas en EE. UU. tienen diabetes. A lo largo de su vida, se espera que el 40% de los adultos estadounidenses, 50% cuando se trata de hispanos, desarrollen diabetes tipo 2.
La ADA eliminó recientemente la restricción de sodio en la dieta de las personas con diabetes. Esto hace que los niveles diarios recomendados coincidan con los de la población general (2,300 miligramos por día). Sin embargo, el queso cargado con grasa y sal continúa siendo un factor polémico a la hora de hablar sobre las dietas de las personas diabéticas, por los efectos en el metabolismo que podría causar.
El nuevo estudio, dirigido por Catherine Chan, profesora de la Universidad de Alberta, en Canadá, entró en polémica con esta situación debido a que sus resultados mostraron que tanto el queso regular como bajo en grasa mejorarían la sensibilidad a la insulina en ratones prediabéticos.
Los efectos del queso
El equipo trabajó con cuatro grupos de ratones prediabéticos:
- Uno alimentado con una dieta alta en grasas y queso bajo en grasas.
- Uno alimentado con una dieta alta en grasas y queso regular.
- Uno alimentado con una dieta alta en grasas.
- Un grupo control alimentado con una dieta baja en grasa.
Cuando el equipo probó qué tan bien podían los animales regular su azúcar en la sangre después de una inyección de insulina, encontraron que aquellos que recibieron queso tuvieron resultados similares a los de una dieta baja en grasas. Mientras que a los que sometieron a la dieta alta en grasas no fueron capaces de regular el nivel de azúcar en sangre.
Además, el grupo bajo en grasas y los que comieron queso, presentaron perfiles de fosfolípidos similares. Estos son compuestos esenciales para mantener una función celular saludable.
Chan explicó "El queso no normalizó totalmente los efectos de la insulina, pero los mejoró significativamente. Y no importó si se trataba de queso regular o bajo en grasa".
Sin embargo, cuando el equipo usó una prueba de tolerancia a la glucosa oral, que mide los niveles de azúcar en la sangre antes y después de una dosis alta de glucosa, no encontraron diferencias en la forma en que reaccionaron los animales.
Esto muestra que todas las ratas pudieron lidiar con un aumento en el azúcar en la sangre de la misma manera, independientemente de si llevaban una dieta baja en grasas, una dieta alta en grasas o si comieron queso.
La autora explicó "En este momento, puede ser confuso cuando se nos dice que eliminemos la grasa de nuestras dietas. Este estudio ayuda a proporcionar una justificación para realizar más estudios en humanos para que, eventualmente, los investigadores puedan tomar decisiones más racionales sobre las recomendaciones dietéticas que brindamos a las personas".
La publicación de este trabajo causó ciertas controversias, debido a que la investigación fue financiada por productores lácteos de Canadá.
Respecto a esto, Chan señaló "Un representante de Dairy Farmers of Canada revisó el manuscrito antes de la presentación, pero no tuvo ningún rol con respecto al diseño del estudio, recopilación de datos, análisis, interpretación, redacción, contenido final, ni la decisión de enviarlo para su publicación".
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