Al parecer el nuevo coronavirus que causa COVID-19, una enfermedad respiratoria con síntomas similares al de la gripe estacional, no parece ser tan democrático: afecta más a personas mayores de 50, y es más letal en aquellas que ya presentan problemas de salud.
Los epidemiólogos están armando este rompecabezas —edad, género, entre otras características de los afectados— con la meta de enfocar en tratamientos y, en un futuro cercano, una vacuna.
Según los Centros para Control y Prevención de Enfermedades de China, el 87% de los casos en ese país se diagnosticaron en personas de entre 30 y 79 años. Este porcentaje surgió de un análisis de los primeros 72,000 casos que se concentraron en su mayor parte en la región de Wuhan, en ese país. El 8.1% de los casos se presentaron en personas de 20 a 29 años; 1.2% fueron adolescentes y 0.9% menores de 9 años.
El mismo trabajo muestra que la tasa de mortalidad fue de 14.5% en mayores de 80 años, y de 1.3% en personas en sus 50 años. La cifra baja aún más a menos edad: 0.4% en personas en los 40 años, y 0.2% de 10 a 39 años.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) reportó que desde mediados de enero, ningún niño en Wuhan, el epicentro de la pandemia, se contagió.
La edad, además de padecer condiciones respiratorias preexistentes, pueden ser factores de riesgo para que COVID-19 se complique, y pueda llegar a ser fatal.
En los Estados Unidos, el brote en el centro de adultos mayores Life Care Center de Kirkland, en el estado de Washington, muestra esta misma tendencia: a más edad, más riesgo.
Investigadores en los Estados Unidos analizaron la incidencia del virus por género y observaron que hay más hombres infectados que mujeres. Lo atribuyen en parte a que los hombres viajan más y pueden tener más contacto social, no a factores biológicos.