COVID-19: la ivermectina no reduce el riesgo de hospitalización

El antiparasitario ivermectina no reduce el riesgo de hospitalización por COVID-19, concluyó un gran estudio.

A pesar de la popularidad que cobró desde el comienzo de la pandemia como una opción sencilla de usar y eficaz para bloquear el coronavirus (incluso recomendada por algunos médicos), los expertos aseguran que utilizarla para este fin no tiene ningún beneficio.

COVID-19: la ivermectina no reduce el riesgo de hospitalización
No existe ninguna autorización o evidencia significativa que respalde el uso de ivermectina contra la COVID. | Foto: GETTY IMAGES

Puntos clave

  • La ivermectina es un medicamento muy usado en personas y animales para tratar enfermedades provocadas por parásitos.
  • A principios de la pandemia cobró gran popularidad como una opción sencilla de usar y eficaz para bloquear al coronavirus. 
  • Un estudio reciente, que comparó las respuestas a tratamientos con ivermectina o placebo en más de 1.300 persona con COVID, halló que utilizarla para este fin no tiene ningún beneficio.

A principios de abril de 2020, un par de meses después de que se anunciara el inicio de la pandemia, un grupo de investigadores australianos publicó en Antiviral Research una investigación en la que señalaban que la ivermectina podía inhibir la replicación del SARS-CoV-2 (virus responsable de la enfermedad por coronavirus) en cultivos celulares.

"La ivermectina justifica una mayor investigación sobre posibles beneficios en humanos", detalló el equipo dirigido por Kylie Wagstaff, del Biomedicine Discovery Institute de la Universidad de Monash en Melbourne, Australia.

Casi dos años después, un gran estudio publicado en The New England Journal of Medicine, descartó al antiparasitario como una opción eficaz contra la COVID-19. A esta conclusión se llegó tras comparar las respuestas a tratamientos con ivermectina o placebo en más de 1.300 persona infectadas con coronavirus en Brasil.

"El tratamiento con ivermectina no resultó en una menor incidencia de ingreso médico en un hospital por progresión de COVID-19 o de observación prolongada en el departamento de emergencia entre pacientes ambulatorios con diagnóstico temprano de COVID-19", afirmaron los autores del estudio.

Para llegar a estos resultados los investigadores llevaron a cabo tratamientos doble ciego, es decir, que ni los pacientes ni el personal médico sabían si recibían un placebo o medicamentos para tratar la COVID.

Entre marzo y agosto de 2021, los investigadores administraron la ivermectina a 679 pacientes en el transcurso de tres días. Los resultados fueron claros: tomar ivermectina no redujo el riesgo de que un paciente con COVID-19 terminara en el hospital.

Incluso se evaluaron distintos grupos de voluntarios, a los que, por ejemplo, se les administró ivermectina al comienzo de la infección (cuando, según sus defensores, es más efectiva para bloquear la COVID). Sin embargo, este grupo resultó tener aún peores resultados que los del grupo placebo.

"Realmente no hay señales de ningún beneficio", dijo en una publicación de The New York Times el doctor David Boulware, experto en enfermedades infecciosas de la Universidad de Minnesota, que participó en el estudio.

Y agregó: "Ahora que las personas pueden sumergirse en los detalles y datos, con suerte esto aleje a la mayoría de los médicos de la ivermectina".

¿Qué es la ivermectina?

La ivermectina es un medicamento antiparasitario muy usado en personas y animales. Cuenta con dosis definidas para conservar un patrón de tolerancia y seguridad para usos ya conocidos.

Por ejemplo, en humanos se utiliza en forma de comprimidos para tratar enfermedades provocadas por parásitos, como elefantiasis u oncocercosis, dos enfermedades debilitantes muy comunes entre las personas que viven en las regiones más pobres de África.

También es útil contra los gusanos redondos, entre ellos los áscaris, muy comunes en niños y adultos que viven bajo condiciones de mala higiene, y se puede usar en forma de crema contra la rosácea.

En el ámbito veterinario suele utilizarse por vía inyectable, y, en menor medida, por vía oral en equinos, bovinos, ovinos, caninos y felinos, para combatir nematodiasis, garrapatas y sarna, entre otros.

La ivermectina es considerada una de las medicinas más útiles que se hayan descubierto y muchas veces suele ser catalogada como un "fármaco revolucionario".

Esto se debe a que ha contribuido a prácticamente eliminar en África la oncocercosis, también llamada "ceguera de los ríos", una enfermedad que como su nombre lo indica, es una de las principales causas de ceguera en el continente.

La ivermectina también se usa a veces para tratar algunas otras infecciones por parásitos, infestación de piojos de la cabeza o del pubis, y sarna (afección cutánea que se caracteriza por prurito, causada por pequeños ácaros que viven debajo de la piel).

Preocupación sobre su uso

A pesar de las propiedades de la ivermectina, los expertos resaltan que utilizarla para tratar afecciones en las que no está probada su efectividad (como es el caso de la COVID) puede causar diferentes efectos secundarios:

  • Diarrea.
  • Dolor estomacal.
  • Hepatitis.
  • Hinchazón, especialmente del rostro y las extremidades.
  • Náuseas y vómitos.
  • Mareos, confusión y convulsiones.
  • Sarpullido.
  • Hospitalización grave.

Actualmente, el uso de ivermectina en seres humanos solamente está aprobado para el tratamiento de algunos gusanos parásitos (estrongiloidiasis intestinal y oncocercosis) o para parásitos externos, como piojos y afecciones de la piel, como la rosácea. Siempre bajo recomendación y supervisión médica.

Si bien aún hay varios ensayos aleatorios en curso de ivermectina con miles de voluntarios (que no compartieron sus resultados) hasta la fecha no existe ninguna autorización o evidencia significativa que respalde el uso de este antiparasitario de forma preventiva o como tratamiento contra la COVID-19.

Fuentes consultadas: Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de EE. UU., Antiviral Research, Biblioteca Nacional de Medicina de EE. UU., Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), The New England Journal of Medicine.

Comparte tu opinión