La rápida expansión del nuevo coronavirus (SARS-CoV-2) se vio acompañada por el desabastecimiento de muchos productos que ayudan a prevenir los contagios, especialmente los desinfectantes de manos, alcohol y cloro.
Esto causó la difusión de muchas alternativas no tan conocidas, señalándose algunas incluso como más efectivas. Entre ellas se encuentra el amonio cuaternario de quinta generación. Pero ¿Qué tan efectivo es? ¿Es seguro? Aquí lo revisamos.
Los amonios cuaternarios son una familia derivada del amoníaco, que se distinguen por poseer acción bactericida, fungicida y viricida. La modificación de su estructura da lugar a diferentes "generaciones". Marletti Company, una importadora de insumos agrícolas, explica las diferencias entre cada una de ellas:
La primera generación, que corresponde al Cloruro de Benzalconio, es la que presenta menos actividad biocida, y, por su antigüedad, probablemente mayor resistencia bacterianas al producto.
La segunda generación, que corresponde a los derivados del Cloruro de Benzalconio, presenta menor toxicidad y mayor biodegradabilidad en comparación a la primera, aunque su eficiencia bactericida es menor.
La tercera generación surge de la mezcla entre amonios de primera y segunda generación, presentando una mayor actividad biocida, detergencia y seguridad para el ser humano, debido a su relativa baja toxicidad.
La cuarta generación son productos cuaternarios con cadenas dialquílicas lineales y sin anillo bencénico. Se caracterizan por su actividad germicida superior, baja espuma y buena tolerancia en cargas proteicas y al agua dura.
Finalmente, la quinta generación resulta de mezclar la cuarta generación con compuestos complementarios. Se caracteriza por una eficiencia germicida superior a las generaciones anteriores, baja producción de espuma, y alta tolerancia en cargas proteicas y aguas duras. Además, es más noble con el medio ambiente y presenta una baja toxicidad para el ser humano.
Para qué se usa
Por esas características es que el amonio cuaternario de quinta generación se convirtió en una de las opciones más utilizadas en la industria alimenticia y sanitaria, para eliminar levaduras, esporas, bacterias u hongos, entre otros.
Es posible encontrarlo en desinfectantes como Lysol, Eucida Advanced, Benziral, Sanydar, Clorox, o Pursue.
Con la creciente transmisión del SARS-CoV-2, muchos proveedores también comenzaron a ofrecer este producto para combatir el virus. Incluso la Agencia de Protección Ambiental de EE. UU. (EPA) incluyó el amonio cuaternario en una lista de desinfectantes efectivos para prevenir la contaminación por SARS-CoV-2.
Esto se debe a que presenta un mecanismo de acción similar al del cloro o lavandina, adhiriéndose a la membrana del virus para inactivarla y evitando así, la reproducción de este. Las concentraciones señaladas como efectivas para que cumpla con este objetivo varían, oscilando entre 1 y 1,5%, o entre 5 y 10 mililitros por litro. Sin embargo, esta recomendación aplica para utilizarlo en superficies sólidas.
Uso polémico
Recientemente se generó controversia en torno a la difusión de su uso sobre la piel, no solo en casos domésticos, sino también para la salubridad general. En diferentes ciudades de México, Colombia, Argentina, Ecuador, El Salvador, Nicaragua, o Perú, entre otros, se colocaron túneles o cabinas sanitizantes que rociaban a las personas con distintos tipos de desinfectantes, incluido el amonio cuaternario de quinta generación, a la salida o entrada de las tiendas. Incluso se promocionan para ser utilizadas en eventos.
Las autoridades sanitarias de estos países coincidieron en que estas prácticas o el uso del producto sobre la piel (aunque esté diluido) significa un riesgo potencial para la salud, ya que, hasta la fecha, no existen ensayos que haya probado la efectividad del amonio de cuaternario sobre la piel y descartados efectos adversos.
Para evitar posibles complicaciones, se aconseja aplicar al amonio cuaternario los consejos que la Organización Mundial de la Salud (OMS) compartió respecto al uso de alcohol o cloro sobre el cuerpo "Rociar todo el cuerpo con alcohol o cloro no sirve para matar los virus que ya han entrado en el organismo. Pulverizar estas sustancias puede dañar la ropa y las mucosas. Tanto el alcohol como el cloro pueden servir para desinfectar las superficies, siempre que se sigan las recomendaciones pertinentes".