Según un estudio publicado por la revista JAMA Internal Medicine, la dieta mediterránea, suplementa con aceite de oliva virgen extra, reduce en dos terceras partes el riesgo de desarrollar cáncer de mama. La dieta mediterránea es conocida por su abundancia de alimentos vegetales, pescado y aceite de oliva en especial.
Para el ensayo clínico coordinado por la Universidad de Navarra dentro del estudio multicéntrico PREDIMED (Prevención con Dieta Mediterránea) y el Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBERobn), se reclutaron 4,282 mujeres de entre 60 y 80 años de edad con un alto riesgo de enfermedad cardiovascular y se hizo un seguimiento de 4.8 años.
Las participantes fueron asignadas al azar para seguir una de tres dietas: mediterránea rica en aceite de oliva virgen extra (un litro por semana, aproximadamente cuatro cucharadas al día), mediterránea complementada con frutos secos (30 gramos por día: 15 gramos de nueces, 7.5 gramos de avellanas y 7.5 gramos de almendras), o bien, consejos alimenticios para reducir su ingesta calórica para el grupo de control.
Para ver que se cumplían estas recomendaciones, las participantes tenían entrevistas cada tres meses, en las que se sometían a un cuestionario de 137 preguntas sobre los alimentos consumidos, al tiempo que se realizaban analíticas de sangre y orina para constatar la presencia de ácidos grasos procedentes del aceite de oliva.
Los resultados mostraron que quienes consumieron la dieta mediterránea, ya sea la que fue rica en aceite de oliva o la de frutos secos, tenía un riesgo casi tres veces menor (68%) de cáncer de seno que el grupo control. Del total de la muestra, solo hubo 35 casos diagnosticados con la enfermedad, concretamente se observó que mientras la tasa en el grupo del aceite de oliva fue de 1.1 casos por cada mil participantes y año, en el grupo de los frutos secos subió hasta el 1.8 y el grupo registro 2.9 casos, lo que muestra "casi el triple de riesgo absoluto de desarrollar estos tumores", destacó el catedrático Miguel Ángel Martínez-González, coordinador del estudio
Enfatizó que se trata del primer trabajo científico que demuestra con un ensayo aleatorizado el valor preventivo de la dieta mediterránea contra el cáncer de mama. “Los estudios realizados hasta ahora se basaban en la observación. Esta es la primera investigación que ofrece resultados de alto nivel científico tras una media de seguimiento de 4.8 años en una muestra de 4,282 mujeres”, añadió.
En opinión de Estefanía Toledo, otra la de las autoras del trabajo, las estrategias preventivas suponen la herramienta más efectiva para luchar contra este tumor invasivo. “En este sentido, la intervención dietética puede resultar especialmente valiosa porque puede aplicarse desde los centros de atención primaria (los centros de salud) y, en el caso de la dieta mediterránea, puede aportar otros beneficios ya demostrados, como la prevención de diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y obesidad”, enfatizó.
No obstante, las conclusiones del trabajo sugieren la necesidad de realizar posteriores estudios con muestras más amplias que permitan confirmar los resultados.
Más de la dieta mediterránea
La dieta mediterránea, consagrada como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO por su sabor y sus beneficios a la salud, incluye cantidades mayores de aceite de oliva, verdura, fruta y pescado, y un consumo menor de carne y productos lácteos. Además de las acelgas, espinacas y lechugas, el repollo blanco, la remolacha, el apio y la berenjena también contienen nitritos, mientras más verde sea la hortaliza o verdura mayores cantidades de la molécula. Los polifenoles se encuentran en abundancia en frutas como albaricoques, cerezas, arándanos y granadas.
De acuerdo con la Asociación Americana del Corazón, más de la mitad de las calorías de grasa en una dieta mediterránea provienen de grasas monoinsaturadas (aceite de oliva). Este tipo de grasa es más saludable que la grasa saturada de la dieta estadounidense. La Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos refiere que seguir la dieta mediterránea puede llevar a niveles de azúcar en sangre más estables, colesterol y triglicéridos más bajos y a un riesgo menor de cardiopatía y otros problemas de salud.
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