Ansiedad: otra consecuencia de la contaminación

La exposición a al aire contaminado es un problema de salud mundial. A las complicaciones ya conocidas que trae, como asma y enfermedades cardíacas, se suma una más: puede causar ansiedad en niños y adolescentes.

Las nuevas evidencias provienen de un estudio desarrollado entre la Universidad de Cincinnati y el Centro Médico del Hospital Infantil de Cincinnati. Sus autores analizaron la relación de la exposición a la contaminación ambiental provocada por el tráfico y la ansiedad infantil. El punto de partida fueron observaciones que hicieron a preadolescentes con la neuroquímica alterada.

El cerebro de los niños es susceptible al aire contaminado.

"La evidencia reciente sugiere que el sistema nervioso central es particularmente vulnerable a la contaminación del aire, lo que sugiere un papel en la etiología de los trastornos mentales, como la ansiedad o la depresión", dijo en un comunicado la autora principal Kelly Brunst, quien es profesora en el Departamento de Salud Ambiental de la universidad.

Para llegar a estos hallazgos se evaluaron estudios de imágenes de 145 niños de 12 años de edad, en promedio, aplicando una técnica especializada. Así encontraron que, entre las personas expuestas a niveles más altos de contaminación, hubo aumentos significativos de mioinositol en el cerebro y en ese grupo hubo un aumento de 12% en los síntomas de ansiedad.

De manera más simple podemos decir que, según las evidencias, la contaminación del aire puede afectar el desarrollo metabólico y neurológico de los niños. Los resultados obtenidos no muestran que el aumento de la ansiedad sea aún un problema serio, "sin embargo, creo que se puede hablar de un mayor impacto en la salud de la población... que una mayor exposición a la contaminación del aire puede desencadenar la respuesta inflamatoria del cerebro, como lo demuestran los aumentos que observamos en el mioinositol", explicó Brunst.

Daños irreparables

Cuando hay exposición a la contaminación ambiental, las finas partículas que hay en el aire penetran profundamente en los pulmones y en el sistema cardiovascular y provocan enfermedades respiratorias, accidentes cerebrovasculares, cardiopatías, cáncer de pulmón e infecciones respiratorias como la neumonía. Estudios anteriores también la vincularon con la alteraciones en la salud mental.

En el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) se llevó a cabo una investigación que demostró que la exposición a aire contaminado afecta la felicidad de las personas. Explicó la autora principal, Siqi Zheng, que la contaminación también tiene un costo emocional: "Las personas son infelices, y eso significa que podrían tomar decisiones irracionales".

Otros hallazgos recientes hablan de que también puede aumentar sustancialmente el riesgo de desarrollar diabetes, incluso en ciudades donde el smog no es tan visible. Estos resultados son de una investigación de la Universidad de Washington y el Centro de Epidemiología del Departamento de Asuntos para Veteranos de Estados Unidos.

Lo que es más grave aún es que las complicaciones a la salud, producto de la contaminación, pueden tener un resultado fatal. Las cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS) dicen que, solo en 2016, se registraron 4,2 millones de muertes por causa de la contaminación del ambiente. Los más afectados fueron mujeres y niños.

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