La enfermedad de Alzheimer es la forma más común de demencia, y por ello, una de las principales causas de discapacidad y dependencia en el mundo. Pero ¿Es posible detectarla antes de que muestre señales? Un reciente estudio encontró indicios en pacientes, 30 años antes que se manifestaran los síntomas.
El Alzheimer es responsable de aproximadamente el 70% de los casos de demencia. A nivel mundial, 50 millones de personas sufren esta enfermedad, de las cuales 3.5 corresponden a EE.UU. En este país, los hispanos son la etnia que se ve más afectada, ya que el 12% de su población adulta (aproximadamente 400,000 personas) fue diagnosticada con Alzheimer.
A pesar de su gran incidencia se desconoce qué lo causa, dijo el Dr. Gad Marshall, del Centro de Investigación y Tratamiento de Alzheimer en el Brigham and Women's Hospital, explicó "Todavía no estamos seguros, pero hay tres genes que determinan definitivamente si alguien lo tendrá o no, y los tres actúan en la producción de un grupo de aminoácidos, llamados beta-amiloides".
Agregó que "muchas otras cosas pueden contribuir al desarrollo de la enfermedad, como inflamación en el cerebro, factores de riesgo vascular y ciertos estilos de vida".
El desarrollo de esta enfermedad puede dividirse de distintas maneras. Si bien algunos profesionales simplemente lo hacen en tres etapas: leve, moderada y grave, la Escala de Deterioro Global de Reisberg, la clasifica de la siguiente forma:
- Asintomática.
- Olvidos leves.
- Deterioro cognitivo leve.
- Diagnóstico de demencia.
- Defecto cognitivo moderado.
- Defecto cognitivo moderado-grave.
- Defecto cognitivo muy grave.
En el nuevo trabajo, los investigadores de la Universidad Johns Hopkins analizaron cambios biológicos y clínicos en un grupo de participantes, entre las etapas asintomáticas y el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer. Sus hallazgos se publicaron en Frontiers in Aging Neuroscience.
Señales tempranas
Los expertos analizaron a 290 pacientes "cognitivamente normales", de los cuales 81 desarrollaron Alzheimer.
Para ello, recolectaron entre 1995 y 2005 muestras de líquido cefalorraquídeo (LCR) e imágenes de resonancia magnética de cada participante cada 2 años. También los sometieron entre 1995 y 2013 a pruebas anuales de aprendizaje, atención, lectura y memoria.
Durante el período del estudio, los investigadores evaluaron todo tipo de cambio que pudiera estar asociado al Alzheimer y el tiempo que estos tardaron en aparecer. Los resultados en los participantes que tuvieron la enfermedad fueron los siguientes:
- Los niveles de LCR mostraron aumentos de una proteína asociada al Alzheimer, llamada tau, 34 años antes de que los pacientes desarrollaran síntomas.
- El escáner cerebral reveló disminuciones en un área del cerbero relacionada con la memoria, entre 3 y 9 años antes de la aparición de síntomas.
- Las pruebas cognitivas mostraron señales entre 11 y 15 años antes del deterioro cognitivo.
Si bien los resultados son importantes, los autores aclararon que aún se necesitan más investigaciones para conocer los mecanismos detrás de esta asociación.
Mientras tanto, esperan que sus resultados ayuden a elaborar pruebas que determinen el riesgo de Alzheimer en una persona, y así, ayudar a los profesionales a elegir mejores tratamientos.
Otras formas de detectarlo y prevenirlo
Aunque actualmente se desconoce que causa el Alzheimer, los especialistas señalan una serie de signos y síntomas que pueden ser de ayuda para detectarlo:
- Cambios de humor y comportamiento.
- Desorientación.
- Dificultad para caminar, hablar y tragar.
- Dificultad para recordar, incluso información reciente.
- Pérdida de memoria grave.
- Sospecha sobre familiares, amigos y cuidadores.
Si bien no existen medicamentos que puedan retardar esta enfermedad, puedes adoptar pautas saludables para prevenirla:
- Dormir entre 7 y 8 horas diarias.
- Hacer ejercicio.
- Incluir una alimentación mediterránea (frutas, verduras, frutos secos, cereales, legumbres pescado magro y aceite de oliva). También puedes aumentar el consumo de grasas omega-3, debido a sus propiedades estimulantes del cerebro.
- Practicar yoga, meditación o técnicas de relajación.
- Socializar.
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