No es lo mismo comer en el hogar que desde las nubes, a bordo de una aeronave. Y es que, aunque no lo creas, el factor de la altura podría intervenir directamente en la asimilación de los alimentos, al grado de producir diversas reacciones en el organismo.
De acuerdo con Thijs Visser, encargado de alimentos y bebidas para América de la aerolínea KLM, algunos productos como los cacahuates pueden generar alergia cuando se comen en el aire. Lo mismo sucede con el pescado crudo, por lo que se evitan ofrecerlos durante los vuelos.
Además, estando a 10 mil metros de altura existe una percepción diferente de la comida que estando en tierra, ya que se pierden los sabores. Por esa razón suelen condimentarse más los platillos y se omiten los fritos ya que recalentados tienen un sabor desagradable, agrega Visser.
Aunque el menú que ofrecen las aerolíneas tanto en su clase económica como ejecutiva son diferentes, los estándares de calidad para los alimentos deben ser los mismos, que propicien su fácil conservación, que no tiendan a generar bacterias, sean de fácil digestión y saludables.
Y es que, al igual que cualquier empresa encargada de la preparación de alimentos la responsabilidad es grande, pues en el caso de las aerolíneas podría desencadenarse una intoxicación masiva que en el peor de los casos podría tener un desenlace trágico.
Muestra de esto, sucedió en mayo de 2011 en un vuelo de Barcelona-Nueva York operado por American Airlines (AA) en donde un pasajero falleció a consecuencia de consumir pollo en mal estado, según denunciaron sus familiares, quienes presentaron una demanda contra la empresa a cargo de cátering del avión.
Otro ejemplo se dio en julio de 2012 cuando pasajeros hallaron agujas de metal en seis sándwiches de pavo que se sirvieron de la aerolínea Delta de Ámsterdam a Estados Unidos.
Debido a esto, las normas al momento de producir y conservar los alimentos debe ser una prioridad para las aerolíneas. En varios países incluso se revisan con rayos X para asegurarse que no existan armas o explosivos en el interior de la comida.
Por su parte, la Biblioteca Nacional de Medicina aconseja comer lo menos posible durante el viaje y para asegurar un viaje sin complicaciones evitar el consumo de alcohol ya que acelerarían el riesgo de sufrir una intoxicación.