Los painkillers no utilizados y prescritos para pacientes después de una cirugía son un importante reservorio de opioides disponibles para uso no médico que pueden causar lesiones o incluso muertes.
De 810 personas que fueron operadas y enviadas a su domicilio con una receta de opioides, más de dos tercios no fueron utilizados en las semanas después de los procedimientos quirúrgicos, señala un informe publicado en la revista JAMA Surgery.
En 2015, se registraron 52,404 muertes por sobredosis de drogas en EE.UU., y 63.1% involucró un opioide. Entre las muertes relacionadas con opioides, aproximadamente 15,000 (casi la mitad) incluyeron un opiáceo recetado . Además, un estimado de 2 millones de personas en todo el país presentaron un trastorno relacionado con el uso de opiáceos asociado con la prescripción médica, informaron los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC).
Descubrimiento
Los investigadores de la Universidad Johns Hopkins examinaron datos de seis estudios previos y los organizaron en siete categorías, según el tipo de cirugía de los pacientes.
En cinco de las siete categorías quirúrgicas, más del 80% de los pacientes tenían opiáceos excedentes a su disposición. Estos incluyeron la cirugía torácica (81%), cirugía dermatológica (89%), cesárea (90%) y cirugía dental (91%), además de cirugía general.
De todos los comprimidos de opioides obtenidos por los pacientes quirúrgicos, entre un 42% a 71% no fueron utilizados. La mayoría de los pacientes detuvieron o no utilizaron los opioides porque reportaron un control adecuado del dolor, y entre el 16% y el 29% de los pacientes reportaron efectos adversos inducidos por los opioides.
En dos estudios que examinaron la seguridad del almacenamiento de la medicación, del 73% al 77% de los pacientes informaron que sus opiáceos recetados no estaban almacenados en contenedores cerrados. Todos los estudios informaron tasas bajas de eliminación anticipada o efectiva, pero ningún estudio informó sobre métodos de eliminación recomendados por la Administración de Drogas y Alimentos (FDA).
Los hallazgos destacan la necesidad de que los cirujanos personalicen el manejo del dolor para evitar la prescripción excesiva de opiodes y reducir los riesgos que surgen cuando se dejan píldoras adictivas en lugares no seguros de las casas.
Opiodes rectados
La cantidad de opioides recetados por persona en los Estados Unidos fue tres veces mayor en el año 2015 que en 1999 y muchos de los condados con la prescripción más alta se encontraron en la zona de los Apalaches y en partes del oeste de los Estados Unidos, según un reciente informe de los CDC.
El reporte señala que la mayor prescripción de opioides pone a los pacientes en riesgo de adicción y sobredosis y la amplia variación entre los condados indica una falta de coherencia entre los proveedores de salud al recetar opioides.
Desde el 2015, la agencia y los hospitales de todo el país han lanzado iniciativas para controlar la prescripción de opioides. El año pasado, los CDC publicaron pautas para prescribir painkillers para el manejo del dolor, que incluyen las siguientes recomendaciones:
- Usar opioides solo cuando los beneficios superen los riesgos.
- Comenzar con la dosis eficaz más baja de opioides. Para el dolor intenso, prescribir opioides solo para el número de días que se prevea que el dolor será lo suficientemente fuerte.
- Revaluar los beneficios y riesgos si consideran aumentos de dosis.
- Usar programas de vigilancia de medicamentos recetados (PDMP) estatales, los cuales ayudan a identificar a pacientes en riesgo de adicción o sobredosis.
- Considerar opciones sin opioides para el manejo del dolor.
- Guardar las recetas de opioides en un lugar seguro, fuera del alcance de los demás (incluidos los niños, familiares, amigos y visitantes).
- Desechar los medicamentos de manera adecuada tan pronto como termine el tratamiento.