Amuletos de famosos para la buena suerte

“Existieron desde los comienzos de la humanidad y siguen muy presentes en la actualidad. No son propias de las sociedades primitivas, sino que siguen vigentes. Lo que cambia es su forma de presentación o su contenido”, dice Norberto Abdala, psicólogo de la Universidad de Buenos Aires, Argentina.

Las más comunes para tener buena suerte: encontrar un trébol de cuatro hojas, tener una pata de conejo blanco, cruzar los dedos, tocar madera al decir algo, no pasar por debajo de una escalera, evitar el 13 y los gatos negros, no levantarse con el pie izquierdo, no romper espejos…

El presidente Barack Obama juega baloncesto el día de la jornada electoral, una rutina que le ha traído suerte. La ha adoptado como talismán, y se sabe que una vez dejó de lado ese partido en una elección primaria de 2008, en New Hampshire, y perdió frente a su entonces rival, Hillary Clinton.

Cuando la actriz estaba casada con Billy Bob Thornton, varios años atrás, confesó en una entrevista que llevaba como amuleto un pequeño frasquito con sangre de su pareja. En cambio a Brad Pitt, la uniría un tatuaje en una parte íntima que ambos decidieron hacerse para que el amor dure.

Los primeros amuletos fueron piedras, maderas talladas o cristales naturales. Muchas veces, las personas toman un objeto o un ritual y le dan un determinado poder o importancia. Existen infinidad de supersticiones y talismanes privados para atraer la buena suerte.

Uno de los mejores jugadores de fútbol del mundo, fue consultado sobre si tenía cábalas antes de salir a jugar un partido. ¿Supersticioso? No, él dijo que no lo es. Declaró no necesitar amuletos de la suerte: “sólo pienso en mi familia antes de jugar”, afirmó.

Siempre ha mantenido distancia con los amuletos y talismanes. Sin embargo, el crucifijo, se consideró a lo largo de la historia como un arma contra demonios y malos espíritus. Y la frase “Vade retro satanas”, recibió la aprobación del Papa Benedicto XIV, y pasó a formar parte del ritual católico.

El actor, que siempre ha sido muy espiritual, manifestó que utiliza amuletos de cristal porque según él, tienen poder curativo. El actor no sólo cuida su salud, sino que apoya las causas a favor de la humanidad, por ejemplo, la lucha contra el VIH/Sida, los derechos humanos y la amnistía.

“La superstición descansa en el pensamiento mágico, con la ley de la semejanza: bastaría con imitar algo que se hizo para que se repita un resultado; y la ley de contagio: dos cosas que cierta vez estuvieron en contacto, continúan influyéndose de manera recíproca", dice el Dr. Abdala.

Sus amigos dicen que ella tiene muchos amuletos para la buena suerte, uno para cada ocasión. Pero lo más llamativo es que declaró que tiene un colgante que le regaló un amigo, que la protegería del envejecimiento. ¡Pensar que todos creían que se mantienía joven por el botox!

“Todas estas creencias no tienen fundamento lógico o científico, son irracionales y no demostrables. Hay supersticiones positivas (propiciar que suceda lo deseado) como negativas (evitar que ocurra lo que no se desea)” señaló el psicólogo Norberto Abdala, de Argentina.

La popular cantante mexicana tiene temores cuando va a dar un recital y piensa que las cosas podrían no salir como ella deseaba, por eso recurre a algunas cábalas de la buena suerte. La que más usa es una pulsera roja o varias de éstas con nudos, que cree la protegen contra el mal de ojo.

“Los comportamientos supersticiosos permiten sospechar de individuos inseguros, que necesitan mantener la ilusión de poder controlar una situación o hechos que creen incontrolables. Cuanto más sensación de falta de control, más propensos a desarrollar supersticiones”, según el Dr. Abdala.

Respecto a la confianza, es sano hacerlo con fundamento y sin caer en extremos. Pero cuidado: creer demasiado puede hacer que un individuo sea paranoide y perciba daños o agresiones donde no existen; por otro lado, el exceso de confianza en una creencia puede hacer que uno sea engañado fácilmente.

Antes de ser madre, tenía mucho miedo sobre la salud del hijo que iba a tener. Se sentía un tanto preocupada y empezó a usar varias pulseras rojas que le regalaron para proteger a su bebé de las “malas vibras”, es decir, de los malos deseos y la envidia de otras personas.