1) “Tengo hambre. Si no como, voy a tener más y más hambre hasta que no lo pueda tolerar. Tengo que comer ahora”.
Este pensamiento viene a nuestras mentes cada vez que sentimos un vacío en el estómago. Para evitarlo: come cada 3 horas (un yogur, una fruta o un trozo de queso descremado) y no te saltees las comidas.
Según la Dra. Judith S. Beck, directora del Instituto Beck para la Terapia e Investigación Cognitiva, para bajar de peso hay que modificar los hábitos alimenticios que sabotean la dieta. Para ello, se pueden aplicar conceptos de la terapia cognitiva, que ayuda a cambiar los patrones de pensamiento.
2) “Estoy cansada, necesito comer; no puedo calmarme hasta que coma algo”
Este hábito intenta “callar” con comida la voz de ciertas sensaciones o sentimientos, como el cansancio, el estrés o la tristeza. Para evitarlo: antes de comer, registra qué es lo que sientes. Si es cansancio, descansa; si es tristeza, haz algo alegre; si es estrés, relájate.
3) “ Seguir un plan es demasiado limitado. No me gusta anticiparme".
Para tener un plan de alimentación balanceado, es necesario planificar nuestras comidas, por el simple hecho de saber qué ingredientes y alimentos vamos a necesitar, y para lograr un equilibrio. Para evitarlo: Haz la prueba y planifica una semana.
4) “¡Lo arruiné todo! Entonces como cualquier cosa y mañana empiezo.”
Hacernos trampa es una de las costumbres más comunes de los que desean adelgazar y nunca lo logran. Cuando la voluntad empieza a declinar, automáticamente buscamos una excusa para abandonar la dieta. Para evitarlo: Es mejor aumentar 1 libra que 3. ¡No lo olvides!
5) “Tengo que comer esto que no estaba en mi plan porque todos los demás lo comen…”
Lo que estamos haciendo es simplemente engañarnos a nosotros mismos. Si sabemos que esa comida tiene muchas calorías,¿para qué seguir insistiendo? Para evitarlo: ¡sé terminante y di que no!
6) “No es justo que no pueda comer lo que deseo”.
La justicia es esencial para mantener el orden en la sociedad, ¡pero no tiene absolutamente ninguna relación con los alimentos! Para evitarlo: Cuando aparezca tu “yo justiciero”, piensa que nada más justo para tí que comer en forma saludable.
7) “Hacer dieta es muy difícil. No puedo hacerlo...”
Estas ideas aparecen cada vez que sientes impotencia, frente al desafío de bajar de peso. Seguramente, en otras situaciones habrás sentido lo mismo. Para evitarlo: piensa en alguna prueba que hayas superado con éxito y piensa que ahora también vas a conseguirlo.
8) “¡No puedo creerlo! La balanza subió. No vale la pena esforzarse.”
El desánimo es uno de los peores enemigos de la dieta. De pronto, el entusiasmo se transforma en desaliento y falta de ánimo. Para evitarlo: ten en cuenta que aún si no bajaras una libra, al alimentarte bien, estarás ganando en salud.
9) “La dieta debería ser a corto plazo, para adelgazar y volver a comer lo que me gusta”.
A veces, tenemos expectativas poco realistas, que nos llevan a pensar en la dieta como algo pasajero. Sin embargo, es un cambio para siempre. Para evitarlo: Piensa si no te gustaría sentirte y verte bien durante toda la vida.
10) “Yo tendría que poder comer y beber lo mismo que el resto”.
La falta de aceptación de nuestro propio cuerpo puede hacernos pensar que los demás son “más afortunados”. Para evitarlo: Empieza por aceptar y quererte tal como eres. Mira a tu alrededor, verás que no hay dos cuerpos iguales.
¿Te suenan conocidos algunos de estos pensamientos? Probablemente, alguno de ellos te habrá pasado por la cabeza más de una vez. No eres la única. La diferencia está en tener firmeza y no dejarse llevar por estas ideas "saboteadoras". La carne es débil. Más si tienes un postre delante pero el desafío de verte bien, ¡vale la pena el esfuerzo!