Azúcar alta: cuando el estrés tiene la culpa

“Mi jornada de trabajo es larga, 10 horas al dia o más, y me he percatado de que en algunos días sobre todo ya casi a la hora de salir es cuando me empieza el stress, y es ahí donde quiero aprender cómo relajarme…”, confiesa a la comunidad de estudiabetes.org.

Los consejos le llueven, porque quien vive con Diabetes sabe bien de esas escaladas sin razón en sus niveles de glucosa. Pero no todos saben que el estrés está directamente vinculado con las subas de azúcar.

Azúcar alta: cuando el estrés tiene la culpa
| Foto: THINKSTOCK

Puntos clave

  • El estrés puede ser físico o mental.
  • En el caso de los diabéticos, la respuesta ante una situación de estrés es constante y complicada.
  • Originalmente el estrés es una respuesta sana de supervivencia, pero puede enfermarnos si persiste.

Antiguamente, la gente decía “tiene Diabetes emocional” refiriéndose a que cada vez que el abuelo se pegaba una bronca o la tía diabética tenía un disgusto… venía un episodio de azúcar alta. Y su razón tenían. Porque el estrés es emocional pero también una respuesta física a los niveles altos de una hormona en el cuerpo.

Como lo explica la doctora Karin Hehenberger, fundadora de Lyfebulb -una organización que se encarga de conectar e inspirar a personas con enfermedades crónicas para que tengan una mejor vida- el estrés es originalmente un mecanismo de defensa del ser humano en momentos de lucha, crisis, enfermedad o peligro. 

“Cuando el cuerpo se estresa, se prepara asegurándose de que haya suficiente azúcar o energía disponible. Los niveles de insulina bajan, los niveles de glucagon y epinefrina (adrenalina) suben y más glucosa es liberada por el hígado”, explica esta médica recibida en Suecia y con un trabajo post-doctoral en la Universidad de Harvard estudiando las complicaciones de la diabetes. “Al mismo tiempo, los niveles de la hormona del crecimiento y el cortisol suben, haciendo que los tejidos (musculares y grasos) sean menos sensibles a la insulina. Como resultado, más glucosa se acumula en el torrente sanguíneo”.

Todos sufrimos en mayor o menor medida el estrés. Una encuesta de salud pública en Estados Unidos estima que el 70 al 80% de los norteamericanos experimentan “algún tipo de estrés” en sus vidas cada dos semanas y visitan al médico al menos una vez al años por padecimientos relacionados con el estrés.

Sin embargo, mientras que para una persona que no tiene ningún tipo de diabetes, la reacción ante una situación estresante no tiene mayores consecuencias a nivel del azúcar en la sangre, para un diabético la situación es muy distinta.

“Para el individuo con diabetes, las respuestas al estrés pueden ser mucho más complicadas -sostiene el doctor Joseph Napora en su libro “Diabetes sin Estrés: Tu Guía para la Salud y la Felicidad”- El estrés excesivo generalmente aumenta los niveles de glucosa en la diabetes tipo 2, complica el control glucémico para ambos tipos de diabetes 1 y 2 y dificulta un cuidado adecuado”.

Muchas veces el cuerpo sufre de un estrés físico. Tal es el caso de un accidente, una cirugía, una enfermedad, cualquier situación que implique dolor. Pero hay muchos ‘estresores’ mentales como las preocupaciones laborales, familiares, económicas… 

En el caso de los diabéticos se produce una mezcla de los dos tipos de estrés: físico y mental. La vida de una persona con diabetes es de una constante lucha contra los niveles de azúcar y sus causas. Se requiere de disciplina, rutinas, control, dieta, medicinas que tomar. Todo envuelto en una constante preocupación y ansiedad por los resultados de la glucosa en la sangre, varias veces al día. La ansiedad y la angustia son frecuentes y ambos son ‘estresores mentales’.

“Los efectos acumulativos de dichos disturbios pueden causar o empeorar una enfermedad, como así también impedir un control efectivo de la diabetes”, dice el doctor Napora, un reconocido psicoterapeuta con más de 38 años de experiencia en el manejo de estrés, y explica que los efectos pueden ser muy distintos en personas con diabetes tipo 1 que en individuos con diabetes tipo 2. “Para las personas con diabetes tipo 1, el impacto del estrés mental -tal como un cambio de trabajo o la proximidad de la entrega de una tarea- puede tener efectos mixtos. Para algunos individuos, los niveles de glucosa bajan con el estrés mental, mientras que para otros aumentan. Pero la gente con diabetes tipo 2, en cambio, tiende a tener un aumento en los niveles de azúcar como resultado del estrés mental”.

Síntomas del estrés

Paradójicamente, el estrés es una respuesta saludable del cuerpo ante un peligro. En muchas ocasiones nos pone en alerta para poder evadir una situación riesgos o nos da energía suficiente para luchar por nuestra vida. Pero un estrés excesivo y permanente nos termina enfermando, tengamos o no tengamos diabetes.

Por ello es preciso identificar cuándo estamos sufriendo de estrés. He aquí los síntomas:

- Falta de sueño, problemas para conciliar el sueño o demasiado sueño
- Cambios en el apetito: comer mucho o muy poco
- Cambios significativos de peso
- Llantos repentinos y frecuentes
- Problemas de concentración y memoria
- Tensión muscular
- Irritabilidad
- Depresión
- Ansiedad
- Pérdida de interés en el sexo
- Problemas para cumplir con tareas en la escuela o el trabajo
- Problemas estomacales: diarrea, calambres, náuseas, constipación
- Cambios sociales (aislamiento o necesidad de estar siempre con alguien)
- Dolores de cabeza
- Escuchar nuestros latidos más fuertes de lo normal
- Sentir que nos desmayamos
- Temblores
- Sudoración excesiva
- Friccionar los dientes

Como advierte el doctor Napora, muchos de estos síntomas son frecuentes cuando se produce una baja de azúcar. Por lo tanto es importante prestarles atención y tratar de determinar patrones que nos permitan hacer correcciones necesarias en nuestras vidas.

Cómo doblegar el estrés

- Hay que tomar conciencia: “La diferencia entre vivir concientemente y vivir inconcientemente es la diferencia entre ser el conductor o el pasajero en el viaje de tu vida. Se trata de hacerse cargo”, dice el doctor Napora en su libro. El tomar conciencia de lo que está pasando te permite tomar control de la situación y poco a poco ir modificándola. Cuando uno toma conciencia y vive concientemente, puede separar la parte dramática de la situación y ver todo el panorama. El poder ver un conjunto de posibilidades, reduce el estrés y nos permite tomar decisiones.

- Practica meditación: La meditación ayuda a disminuir el estrés considerablemente, también nos permite escuchar nuestro ser más interno. Cuando meditamos tenemos un diálogo silente con nuestras preocupaciones pero también con nuestras fortalezas y virtudes.

- Haz alguna actividad creativa o recreativa: pintar, tejer, armar un puzzle, salir a caminar, hacer algún deporte, dar un paseo en bicicleta, caminar con un amigo, tu esposa, esposo, un hijo o tu perro. Con frecuencia, la actividad física moderada ayuda a bajar los niveles de azúcar además del estrés.

- Cómete una manzana de snack: “Lento y concientemente -dice el doctor Napora- Tómate de 8 a 10 minutos para terminarla. Saborea cada mordida. Pon atención a todo lo que está pasando en tu boca. Experimenta las diferentes texturas y sabores de la cáscara, el jugo, la pulpa. Resiste el impulso de tragar mientras lo que tienes en la boca todavía sepa bien”. Napora recomienda aplicar esta técnica a cada cosa que bebas o comas.

- Haz una lista de lo que consideras está estresándote y haz un plan para bajar la tensión. Por ejemplo: eliminar cosas que te hacen vulnerable: una mala relación, un mal hábito como fumar. O quizás quieras elevar tu autoestima y hagas un plan para bajar de peso, hacer ejercicio o tomar un curso para aprender algo nuevo.

- Sé realista: plantéate objetivos realizables en tiempos razonables. Quizás querer bajar tu A1C cinco puntos en tres meses te va a causar más estrés todavía.

- Escribe un libro diario: es una experiencia catártica que te dará mucho alivio. Cuando uno escribe sobre lo que siente, hace un acto de purificación, externaliza las preocupaciones, los malos sentimientos, los pensamientos inquietantes. Es como confesarse, escucharse en voz alta y ver los problemas un poco desde afuera y con menos dramatismo.

- Pide ayuda: consultar a un profesional puede significar un ahorro de tiempo y angustias. También puedes pedirle ayuda a un familiar o a un amigo. A veces es simplemente contar con un hombro para llorar, otras es como designar un ‘policía’ de tus compromisos contigo mismo, alguien que te quiera y te ayude a mantenerte en la buena senda de tus propósitos.

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