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La antidieta: ¡guerra contra las dietas!
Por ggarcia@holadoctor.net
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El cuerpo sabe
Una nueva tendencia propone dejar de contar calorías y desterrar los regímenes sobre los que leímos hasta ahora en publicaciones femeninas. La antidieta propone una nueva forma de comer, que consiste en darse todos los permisos que el cuerpo pida. La naturaleza es sabia, el cuerpo también…
Adiós a las dietas yo-yo
Hay muchos autores que proponen esta nueva manera de enfocar la relación con la comida, en un intento de desterrar la idea de que es el enemigo número uno de sus vidas. Geneen Roth, por ejemplo, en su libro “Women, Food and God”, da ideas para salir del círculo vicioso de las dietas yo-yo.
La autora propone comer cuando se tiene hambre, sin culpas y respetando lo que el cuerpo pide. Investigadores de la Brigham Young University explican que reduce la ansiedad por la comida, se la disfruta más y ayuda a bajar el índice de masa corporal (IMC).
La autora fue víctima de las dietas, y subió y bajó de peso tantas veces que llegó a acumular 1,000 libras. Y quiso compartir su fórmula para ayudar a otros a amigarse con la comida. Y la conductora de TV Oprah Winfrey, quien había declarado la guerra a la dieta, está encantada con la propuesta.
2. Comer hasta sentirse satisfecho
Una mujer que no podía resistirse al helado decidió poner fin a la dependencia. Almacenó en su freezer 160 oz. de su gusto preferido y se dio el permiso de comer a voluntad. Al principio lo devoró, pero al mes ni lo tocaba. “Perdió su encanto, y esa conexión que me hacía mal”, comentó aliviada.
La no-dieta propone adoptar una nueva conducta: la habituación. Así fue como mujer adicta al helado descubrió que tenía más energía y había mejorado su digestión. Y además de sentirse poderosa, porque el alimento no ejercía poder sobre su voluntad, bajó 50 libras sin esfuerzo.
No se puede cambiar de golpe
Barbara Meyer, PhD y directora del programa para bajar de peso de Green Mountain, en Vermont, explica que no se puede cambiar de un día para el otro el enfoque que se tiene con la comida. Por eso propone un plan para comer normalmente, sin contar calorías o puntos.
Desórdenes varios
El programa es un retiro para mujeres que quieren bajar de peso, y pueden comer cuando tienen hambre, como en los años en que la balanza no les preocupaba. Ahí aprenden a lidiar con los principales desórdenes alimentarios: la alimentación emocional, la compulsiva y el picoteo permanente.
Una vez por semana, las huéspedes de Green Mountain dedican 40 minutos a comer en silencio, sin realizar otras actividades. Sin interferencias como el televisor, música, el teléfono o la computadora, logran identificar cuándo el cuerpo realmente se siente satisfecho como para dejar de comer.
Lilian Cheung, coautora del libro “Savor: Mindful Eating, Mindful Life”, aconseja disponer la mente para disfrutar durante la comida. Apreciar los colores de los alimentos, la textura crujiente de las verduras y la cremosidad de un yogur griego. Al disfrutar de la comida, aumenta la saciedad.
5. Comer lentamente
En lugar de comer como una aspiradora, la comida debe durar al menos 20 minutos para que el cuerpo dé señales de saciedad. Según un estudio publicado en el Journal of the American Dietetic Association, se come menos si se mastican 30 veces cada bocado, y si se dejan los cubiertos junto al plato.
Para quienes dejan el plato reluciente sin una sola miga, Pavel Somov, PhD autor de “Eating the Moment”, explica que el cerebro tarda en registrar la saciedad. Y propone dividir la porción en dos mitades, comer la primera y esperar 5 minutos. Luego cerrar los ojos y preguntarse: ¿aún tengo hambre?
7. Identificar el hambre
Evelyn Tribole, autora de “Intuitive Eating” aconseja darse el permiso de comer siempre que se sienta hambre. Pero antes de eso, hay que asegurarse de que lo que se siente realmente es hambre, y no aburrimiento, ansiedad o tristeza. En estos casos, lo que se está buscando no es comida.
Una investigación publicada en el journal Appetite descubrió que la mayoría de las personas que hacen dieta rotula mentalmente a los alimentos como que “dan culpa” o “no dan culpa.” Esto ocurre por una fijación de los individuos con comer alimentos “culposos”, cuando en realidad todos son iguales.
La “primer” Antidieta fue ideada por Harvey Diamond y publicada en 1985. Sostiene los principios de la dieta disociada, que evita combinar ciertos tipos de alimentos. Estos son clasificados como “vivos” (frutas y verduras) y “concentrados”, que son los carbohidratos y las proteínas.
El desayuno es solo a base de frutas, cuyo alto contenido de agua depura el organismo. Las comidas deben ser solo a base de carbs y verduras, o proteinas y verduras, y nunca se deben combinar proteínas con carbs. Los lacteos estan desaconsejados y se debe evitar beber agua durante las comidas.
Otra más, y van...
Otra Antidieta fue propuesta por Dee McCaffrey, una química ambiental que logró bajar 100 libras con ella. Elimina el azúcar y la harina blanca, los alimentos procesados, con endulzantes artificiales, aditivos químicos o grasas trans. Se consumen pocos lácteos y se evitan el alcohol y las sodas.