¿Sabías que distraerte mientras comes te provoca comer más cantidad de comida y por consiguiente ingerir más calorías? ¿O que el tamaño de tu plato influye en la cantidad de alimento que consumes? Descubre a continuación algunos de esos malos hábitos que impiden que logres tu meta de bajar de peso.
Aunque se le pueden atribuir muchos factores al aumento de peso, la principal sigue siendo consumir más energía de la que se gasta. En realidad ¿Sabes cuántas calorías consumes al día? Para una persona con actividad física moderada, lo recomendado son 2000 kcal. Procura llevar un conteo y revisa los alimentos que comprar para que conozcas su valor nutricional.
Un estudio publicado por el Diario de Nutrición (Journal of Nutrition), indica que los tamaños de las porciones de alimentos son 25 % más grandes en Estados Unidos que por ejemplo, en Francia. Igualmente, según un estudio, un 54% de los estadounidenses dejan el plato completamente limpio. La solución es tener platos más pequeños, para consumir porciones más pequeñas y ligeras.
Sigue un plan de alimentación saludable. Procura planificar lo que vas a comer y haz la compra en función de eso. Tres comidas grandes con dos snacks, seis comidas pequeñas o lo que más se te acomode de acuerdo con tu ritmo de vida, puede funcionar. Prepara tu comida para que no tengas pretextos y no comas cualquier cosa durante el día.
Al ir a restaurantes (especialmente de comida rápida) es común consumir una mayor cantidad de alimentos o con propiedades calóricas más elevadas. Procura cocinar en casa cuando tengas oportunidad. Elabora tus alimentos un día antes para poder seguir tu régimen en los días de escuela o trabajo.
Las redes sociales, medios de comunicación o entretenimiento pueden provocar que ingieras más alimentos de los que necesitas si no le pones la atención debida a lo que comes. Procura que tu meta sea disfrutar de tu comida: apaga el celular, enfócate en lo que comes, mastica cuidadosamente ¡y disfruta de tu comida!
No pesarte con regularidad
Pesarte regularmente te puede ayudar a adelgazar porque llevar un control diario de tus kilos te permitirá mantener tus metas claras y lo que te falta para cumplirla. Cada resultado que obtengas en la báscula debes tomarlo como una motivación para seguir adelante. Recuerda que es normal tener fluctuaciones de peso.
Trata de hidratarte con agua natural siempre que puedas hacerlo. Olvídate de los jugos, las bebidas endulzadas o los refrescos. Procura remover de tu alimentación el café cremoso, con caramelo o crema batida, además de los tés con demasiada azúcar.
Comer demasiado tarde por las noches puede afectar tu digestión. Desecha ese hábito de comer de noche y procura consumir tus últimos alimentos al menos dos horas antes de dormir. Si no puedes dormir, no busques solucionarlo con comida, mejor lee un libro o escucha música en las noches de insomnio.
Comes cuando estás aburrida, estresada o triste y en lo único que piensas en es comer? Sé consciente de tus alimentos, y come solamente cuando en verdad tengas hambre. Prueba tomar un vaso de agua cada vez que quieras comer un bocadillo por antojo.
Ya sea por no tener el tiempo en la mañana o por creer que esto puede ayudar a bajar de peso, el no desayunar es un mal hábito que aunque no lo creas, también ye puede engordar. Resulta que esta comida principal, activa el metabolismo en horas de la mañana, para que inicies tu trabajo durante el día y empieces a quemar las calorías. Un buen desayuno puede combinar carbohidratos complejos con las proteínas y un poco de grasa saludable.
Elimina ese hábito de comer algo azucarado en todos tus snacks. Cuando tengas un antojo de algún alimento dulce, ¿por qué no optar por fruta? Si consumes más azúcar de la que quemas, tu hígado convierte el exceso de glucosa en grasa. Parte de esta grasa se queda en el hígado, pero el resto se guarda en el tejido adiposo en todo el cuerpo. Esa es la razón por la que comer demasiada azúcar puede producir sobrepeso, e incluso obesidad-
Si no duermes lo suficiente, el balance de las hormonas que te producen el apetito se ve afectado, y podrías sentirte más hambriento durante el día. Procura dormir las horas que tu cuerpo necesita para un descanso de verdad (de seis a ocho diariamente), y haz un horario en el que te duermas y despiertes a la misma hora para que tu cuerpo se acostumbre.
Si 20 o 30 minutos te parece algo muy complicado, puedes encontrar maneras sencillas de ejercitarte durante el día: sube las escaleras en vez de tomar el elevador o aprovecha un momento de tu hora de comida para caminar. Cualquier cantidad de ejercicio es siempre mejor que estar sedentario.
Biblioteca Nacional de Medicina
Academia Americana de Médicos de Familia
Instituto Nacional de la Diabetes y las Enfermedades Digestivas y Renales
Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades