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Cómo combatir la alimentación emocional
Por ggarcia@holadoctor.net
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¿Por qué tengo tantos atracones?
Los atracones buscan suplir necesidades que nada tienen que ver con el hambre, define Binge Eating Disorder Association (BEDA). El origen puede ser un desorden alimentario, producto de alguna inestabilidad anímica. Y para vencer al enemigo, primero hay que conocerlo.
BEDA explica que la comida se puede utilizar para escapar de algo, evitar un problema o una situación que provoca estrés o miedo. También para calmar la ansiedad, la vergüenza, la soledad o la pena. ¿Cómo evitarlo?
Para llevar una alimentación ordenada se recomiendan 3 comidas al día y 3 colaciones saludables. Es importante tomar un buen desayuno para poner en marcha el metabolismo y no saltear comidas para compensar después...con una doble porción.
Aunque es difícil, hay que vencer las tentaciones. Y es de gran ayuda no tener a la vista postres, dulces o comidas poco saludables. ¡Que la heladera y las alacenas solo contengan aquellos alimentos que te hacen bien!
El estigma
Según define BADA, el estigma del peso somete a la persona con sobrepeso a situaciones de acoso, insultos y exclusión. Muchas veces imposibilitan conseguir un empleo y tener acceso a la salud o a la educación.
Es mejor abandonar las dietas severas o restrictivas, ya que el hambre y las privaciones suelen disparar atracones. Más vale comer con moderación, alimentos nutritivos y que den saciedad.
Hay mitos sobre las personas con sobrepeso: que son haraganes, no tienen disciplina ni fuerza de voluntad, no son inteligentes, están enfermos y nunca lograrán adelgazar. Todo esto condiciona la aceptación social de la persona gorda.
Para combatir un momento de ansiedad o decaimiento, es mejor distraer esa sensación que puede llevar a comer para calmar un vacío emocional. La solución puede estar en salir a caminar, telefonear a una amiga, darse una ducha o hacer alguna tarea manual.
5. Haz ejercicio
El ejercicio ayuda a bajar de peso, combate la depresión y mejora el estado de ánimo. Todo esto favorece la salud, reduce el estrés y permite tener más control sobre las emociones, y con ello, sobre las conductas.
El cansancio puede hacer comer más para mantener la energía. Por eso dormir una siesta o acostarse más temprano, favorece el equilibrio de las hormonas que regulan el apetito.
Un diario o un registro donde se pueda anotar todo lo que se come, cuánto y cómo se siente uno cuando lo hace ayudará a evaluar cuál es el estado de ánimo entre comida y comida, en especial en "esos" momentos de descontrol.
Es más fácil sucumbir sin apoyo, y no siempre hace falta que sea un profesional, también se puede confiar en la familia o amigos. Y hay que tratar de "escuchar" al cuerpo, para distinguir entre hambre física y hambre emocional.
Causas identificadas
El DSM-V (manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales) define a los atracones como un comportamiento emocional recurrente, que sucede al menos una vez por semana y por un lapso sostenido de al menos 3 meses.
Tratamiento a medida
Algunas personas recurren a un tratamiento ambulatorio para poder controlar sus atracones. En otros pacientes con alteraciones más severas es aconsejable la internación para llevar un control o supervisión más estricto.
Se realiza una terapia individual, de pareja, familiar o con un grupo de soporte, según lo que el paciente necesite. También interactúan otros especialistas como un nutricionista y un psiquiatra si se requiere medicación.
Terapia ocupacional
El tratamiento incluye actividad física, como clases de gimnasia o algún deporte. También se imparte expresión artística como música o pintura, psicodrama, terapia equina, yoga o meditación.
Estos episodios se asocian con conductas como comer hasta sentirse tan lleno que produce malestar físico. La mayoría de las veces se come sin hambre, y a una velocidad o cantidad mayor que lo normal.
Más señales
Otro síntoma es comer en soledad. Esta conducta luego provoca culpa. Suele venir con comportamientos compensatorios como sesiones intensas de ejercicio o el uso de laxantes, tal como lo hacen las personas con bulimia o anorexia nerviosa.