Existen una o grandes burbujeantes razones por las cuales no puedes dejar de una vez por todas el refresco. Y es que, aunque es un irresistible y adictivo seductor de paladares, a la larga puede ser peligroso para tu organismo. Si ya eres consciente del daño que es capaz de causar pero no saber como dejarlo, esta información seguro te interesará.
Los números no mienten. En Estados Unidos aproximadamente 1 de cada 5 personas bebe un refresco diariamente, cifra que para los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) resulta alarmante pues predispone a la población a un largo etcétera de peligrosas enfermedades y condiciones como la diabetes.
Según un estudio realizado por investigadores del colegio Imperial de Londres en Reino Unido, beber sólo una lata de refresco al día puede incrementar el riesgo de aumentar en un 22% el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. Además, otros problemas como caries y sobrepeso también están muy latentes.
Bomba calórica
Lona Sandon, profesora asistente de la Clínica de Nutrición del Centro Médico de la Universidad de Texas Southwestern advierte que el mayor riesgo de los consumidores de gaseosas es el exceso calórico. “Las calorías en la soda regular no obtienen ningún valor en términos de vitaminas, minerales o en carbohidratos de buena calidad”.
Y aunque existen otras opciones en el mercado aparentemente más saludables, como los refrescos sin azúcar, no significan que tampoco sean completamente benéficas para tu salud, ya que se ha encontrado que no han podido ayudar en la pérdida de peso; por el contrario, predisponen a tener obesidad.
Entonces, ¿por qué se bebe tanto?
Pese a que la respuesta podría ser un tanto complicada, los CDC han revelado que factores como la pobreza, los temas culturales y una falta de acceso a opciones más nutritivas de comida y bebida podrían tener que ver con las disparidades entre los estados en el consumo de refrescos y bebidas de frutas con alto contenido calórico.
Por suerte, hacer a un lado del camino a los refrescos sí es posible. Parte del secreto consiste en quitarse la costumbre lentamente. Por ejemplo, si acostumbras a beber varios refrescos a la semana, intenta por quitar uno en ese lapso. Posteriormente retira dos y así sucesivamente.
Sé realista
Gran parte del problema de no poder dejar las bebidas burbujeantes se centra en que la gente comienza a proponer cambios que más que realistas son idealistas, comenta Stephanie Sacks, autora del libro “¿Qué está sosteniendo tu tenedor?”. De ahí la importancia de hacer un cambio gradual y no de un solo paso.
De igual forma, Sandon también sugiere mezclar, de vez en cuando medio vaso de agua con medio de refresco. “Así estarás bebiendo menos azúcar y te estarás hidratando más”, explica. No obstante, el único detalle al que hay que poner atención es que al consumir menos azúcar, las papilas gustativas darán la sensación de querer más.
Haz un seguimiento calórico
Si eres de las personas que suelen beber soda sin notar la cantidad de calorías que se están consumiendo y sin voltear hacia su cintura, estás a punto de presenciar un duro despertar. Y es que, por ejemplo, sólo una lata de 12 onzas de Coca-Cola contiene 140 calorías, mientras que uno de refresco sabor lima-limón podría alcanzar las 148.
Otra manera de cuantificar las calorías que estás consumiendo es pensar en la cantidad de ejercicio que realmente necesitarías para quemarlas. Una investigación de la Universidad John Hopkins reveló que para deshacerte de una sola botella de 20 onzas de refresco necesitas tomar 5 kilómetros de caminata o 50 minutos de sprint.
Elige té sin azúcar
Si estás buscando una buena sacudida de cafeína por la mañana, podrías recurrir al té en lugar de las bebidas sabor cola. El té helado sin azúcar “puede ser tan refrescante y hay beneficios reales para la salud” debido a los fotoquímicos que contiene, explica Sandon.
Siempre que tengas el impulso de beber grandes cantidades burbujeantes de soda, empieza primero con tomar un vaso con agua, esto calmará con la saciedad o incluso, terminará con la sed que los refrescos no pueden calmar. Como un tip, y como un ahorro a tu economía carga a todos lados una botella con agua.
Checa las marcas
Existen marcas de refrescos que contienen menos ingredientes artificiales y al no contener tanta fructuosa de jarabe de maíz, como las marcas más famosas constituyen una opción más saludable. Sólo hay un pequeño detalle, "este tipo de productos suelen tener un precio un poco más elevado", advierte Sacks.
Si en tu caso sólo quieres sentir las burbujas en tu lengua, puedes cambiar el refresco por un poco de agua carbonatada. “De esta manera estarás controlando la cantidad de dulzura y azúcar en tu organismo”, considera Sacks.
Agrega sabor a tus aguas
Es un hecho, muchas personas no toleran en lo más mínimo el agua natural. Y aunque es la opción más saludable, una forma de volver a consumirla con mayor frecuencia es agregando un poco de fruta o sabores naturales. “A menudo sólo se trata de experimentar con nuevas maneras de beber”, explica Sandon.
Un estudio publicado en el British Journal of Nutrition reveló que las personas que dejan de comprar las versiones de refrescos libres de cafeína, tienden a consumir menos cantidades de soda de las que están acostumbrados a hacerlo, ¿sorprendente, no crees?
Cuida los focos rojos
Existen ciertos momentos en la vida cotidiana de muchas personas que suelen desencadenar en el consumo de refrescos y que a toda costa hay que evitar. Por ejemplo, estando en la oficina por tarde, al comer en un restaurante determinado, un domingo caluroso o mientras observas la televisión. En tu caso, ¿cuál es tu foco rojo?
Una manera de forjar un nuevo hábito es mediante la práctica de estos tips durante 21 días. Aunque en un principio puedes verlo como un cambio difícil de lograr, piensa que quién más beneficiado y agradecido saldrá de todo esto serás tú. Una vez que acabe este tiempo puede que el refresco deje de ser tan indispensable en tu vida.