La llegada del 2015 está cada vez más cerca. Aunque significa un momento para pensar en nuevos bríos y posibilidades, también puede llegar a ser muy estresante. Y es que, ¿cuántas personas aún tienen pendientes por cumplir los propósitos que se trazaron para el 2014? Para que esto no te vuelva a suceder, aquí algunos tips que ayudarán.
Cuando el nuevo año se asoma por la ventana, la mayoría de las personas en Estados Unidos suelen trazarse varias metas. De hecho, según la página Statistic Brain, cerca de un 45% de la población se pone objetivos, independientemente de si los vayan a conseguir o no.
Triste realidad
Sin embargo, la triste realidad es más que evidente, pues según dicho sitio, apenas un 8% de las personas llegan a lograr sus objetivos, llámense perder peso, gastar menos dinero, ser más organizados, disfrutar la vida al máximo, viajar, enamorarse, pasar más tiempo con la familia, cambiar de empleo o dejar de fumar.
Es por esto que muchas personas llegan a perder la fe en la humanidad, pero sobre todo en sus capacidades. Por fortuna no todo está perdido, añadir a tus propósitos de año alguna estrategia te ayudará a hacer la diferencia. ¿Sabes a qué nos referimos?
1. Elabora una táctica
Tasha Eurich, autora del libro “Happy People, Bottom-Line Results and the Power to Deliver Both” explica que muchas personas se proponen una meta que ni siquiera saben cómo lograr y lo peor de todo es que ni siquiera elaboran un plan para llevarlo a cabo. Este comportamiento lo define como el “desarrollo delirante”.
Tener pensamientos positivos puede ser bueno, pero no te llevarán a ninguna parte si no los complementas con acciones. Una manera de lograrlo es precisamente buscando soluciones a los problemas. Si en tu caso quieres bajar de peso, cambiar de dieta, hacer ejercicio y buscar a un instructor son algunas estrategias.
2. Define un plazo
No es necesario que esperes hasta que termine el año siguiente para revisar si en verdad cumpliste tu objetivo o no. De hecho, lo más recomendable sería ponerse una meta a corto plazo, por ejemplo, un bimestre. Si en ese tiempo se mostraron mejorías, quiere decir que las cosas van por buen camino.
Si trazas en una hoja de papel o en un pizarrón el avance que llevas de tus metas y logros te permitirá tener un control más realista de la tarea que has llevado a cabo. Una de las malas costumbres de muchos es llevar este balance en la mente, lo cual no es muy recomendable, ya que a veces, la memoria es traicionera.
4. Clave: perseverancia
Bien dicen por ahí que las obras más grandiosas no se llevan a cabo por la fuerza sino por la perseverancia. Esto implica un esfuerzo continuo, no rendirse ante la primera oportunidad que se nos presente. Sólo ten en mente que si tu objetivo fuera sencillo cualquiera ya lo habría logrado.
Tomar demasiadas metas a la vez puede resultar contraproducente. Para comprobar esta teoría un estudio publicado en la Revista de Personalidad y Psicología Social halló que las personas que trataban de tener suficiente autocontrol y dominio sobre varios planes terminaron por no completar muchos de ellos.
Glucosa, fuente agotable
En el estudio se encontró que la glucosa actúa como un combustible para el cerebro ya que al ser metabolizado en el torrente sanguíneo, éste puede llevar a cabo sus funciones principales. Sin embargo, al tener diferentes ocupaciones, los niveles de glucosa pueden disminuir considerablemente.
El ritmo desenfrenado de la ciudad nos hace tener mil y un pendientes en la mente. No obstante, centrarse en una meta y darle su debido espacio será la llave para poder trabajarla. Erróneamente pensamos que entre más prioridades se tengan, más logros se tendrán, pero, como dice la frase: “el que mucho abarca poco aprieta”.
7. Moderación
Es cierto que se requiere de disciplina y control para poder encaminarse hacia una meta, pero también es importante llevar las cosas con calma y no caer en la sobre exigencia, pues esto conduciría hacia la frustración. Ir paso a paso será fundamental en este camino.
La práctica diaria permite a las personas con talento lograr cosas extraordinarias. La cantidad y calidad que le imprimas a tu meta serán proporcionales en los niveles de mejoras que verás.
9. Confía en ti
Si no tienes fe en tus capacidades nadie más lo hará. Según un estudio de la Universidad Stanford, quienes piensan que su fuerza de voluntad es limitada son más propensos a abandonar sus propósitos. El profesor Carol Dweck afirma que, “para mantener la disposición y el empuje, es indispensable sentirnos capaces y fuertes”.
Donde pongas el ojo, coloca la bala. Para lograr esto, la profesora Kathleen Vohs, de la Universidad de Minnesota, sugiere mantener la motivación. “Tener la mirada fija en tu propósito y pensar en los beneficios que te aportará te ayudará a seguir luchando”, asegura.
El tiempo y los hábitos
¿Sabías que el cerebro tarda entre 15 y 30 días en acostumbrarse a nuevas actividades? Tomando en cuenta lo anterior, forjar una nueva meta quizás nos haga pensar que será difícil o imposible, pero el verdadero secreto está en ser constante.
Llegar a la cima requiere de subir varios escalones. Y mientras llegas hacia la culminación de tu meta no olvides de darte un apapacho o una felicitación, pues apreciar y valorar tu esfuerzo te mantendrá motivado. No esperes a la meta final para elogiar tu trabajo, hazlo en el camino, pero sin ser indulgente.