¿A quién no le gusta comer fuera de casa? No tienes que cocinar y alguien lava la vajilla por ti. Como para las cadenas de restaurantes, tu diversión es un gran negocio, apelan a algunos trucos que no siempre son saludables. Conócelos y podrás defenderte.
1. Misión imposible: comer sano y barato
Salir a comer es prácticamente el pasatiempo nacional. De acuerdo con United Press International, el estadounidense promedio consume 4,8 comidas en restaurantes por semana. Pero si bien es divertido, es casi imposible comer alimentos saludables a precios razonables.
La mayoría de los restaurantes no publica la lista de calorías en sus sitios web o en menús, aunque en algunas ciudades es obligatoria por ley. Según las normas de la FDA, un alimento puede ser etiquetado como con 0 gramos de grasas trans, si tiene hasta 0,5 gramos de éstas. Entonces "cero" no siempre significa "cero".
Un estudio reciente de la Universidad de Cornell, en Nueva York, encontró que se comen más platos en los restaurantes saludables. Se consume un 130 % más de calorías que en los lugares donde se supone que la comida es menos sana. Entonces, si comes un plato liviano, evita los aperitivos, postres y patatas.
Hace un par de años fue famosa la demanda colectiva contra una cadena que estaba falsificando los datos de calorías de sus platos. Los alimentos tenían el doble de la cantidad de calorías que decían y 8 veces más de grasa. Esto hará que te preguntes: ¿Podría ser que otros restaurantes no mientan cuando dicen "bajo en calorías"?
En los restaurantes lujosos, verás que al lado del precio no figura la moneda. Según expertos de la Universidad de Cornell, cuando no está el signo pesos o dólares, se centra la atención en la comida, y no el precio. Y la foto grande del plato situado en el menú del lado derecho, siempre será el más caro del lugar.
Puede parecer una buena idea pedir un combo, pagar un dólar extra para añadir un trago enorme o patatas fritas, pero Erin Palinski, dietista y autora de "Belly Fat Diet for Dummies", dice que sólo vas a terminar comiendo más y no ahorrarás. Casi nadie suma los precios, sólo nos concentramos en la palabra “oferta”.
7. ¿Pensabas conversar?
En algunos restaurantes, debes gritar para tener una conversación, y no es porque los dueños amen tanto la música. Los estudios muestran que mientras más intensas sean las melodías, más rápido comerás y te irás. Pero tú te perjudicas mucho al tratar de comer tan rápido y tardas más en percibir la sensación de saciedad con tanta confusión.
Muchas veces ubican mesas cerca del baño o en pasillos estrechos donde no debería haber nada, y el otro tema de incomodidad son las sillas: están pensadas para cumplir la función de que comas y te vayas rápido. Y ni hablar de esos lugares donde dan turnos y la gente que espera mira hacia las mesas, es muy intimidante, ¿no lo crees?
Cuando te reciben con una copita de licor o aperitivo, es algo más que amabilidad. Deberías saber que el alcohol estimula el apetito, por lo que seguro terminarás comiendo más de lo que querías y aún bebiendo alcohol si no lo tenías pensado, gracias a esa “copita de bienvenida”, afirma la dietista Erin Palinski.
“Los restaurantes gastan mucho dinero en el diseño de interiores. Presta mucha atención a los colores de las paredes, los platos fotografiados y todo eso", dice Erin Palinski. "Los colores cálidos como el rojo y el amarillo estimulan el deseo de comer, y los dueños de los restaurantes lo saben" concluye.
¿Cómo elegir un buen restaurante?
La investigación realizada por la Universidad de Cornell concluye que la iluminación y la música pueden afectar el consumo de alimentos y el disfrute de la comida. Las luces brillantes, los ruidos fuertes y los colores brillantes de un restaurante, hacen que las personas se sientan más agitadas que relajadas.
Fíjate en el ambiente
"Cuando hicimos un cambio de imagen de un restaurante de comida rápida, encontramos que la música más suave y la iluminación baja, llevaba a los comensales a comer 175 calorías menos y a disfrutar más", dijo Brian Wansink, director del Laboratorio de Alimentos y Marcas la Universidad de Cornell, en Nueva York.
Reconoce el límite
En general, el estudio muestra que los restaurantes pueden cambiar el ambiente si quieren que la gente coma menos y disfrute más. Esto sería una gran contribución contra la obesidad. Los expertos recomiendan que las personas coman a conciencia y que traten de reconocer cuando están llenos, para no comer en exceso.