"Esto confirma que la adicción a la comida se relaciona con los centros de recompensa", afirmó Bonnie Levin, profesora asociada de neurología y directora de la división de Neuropsicología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Miami.
"Se trata de un proceso impulsado por la biología, no sólo de un problema conductual" añadió Levin. El estudio aparece en la revista Archives of General Psychiatry.
Ésta no es la primera vez que los científicos han observado indicaciones de que ciertas personas podrían tener una adicción a la comida similar a la dependencia de sustancias, sobre todo dado que tanto las drogas como los alimentos provocan la liberación de dopamina.
Sin embargo, ésta es la primera vez que la correlación ha sido notada en personas que realmente califican como "adictos a la comida" en una medida aceptada de dicha adicción.
Seis señales que eres adicto a la comida
Según la Clínica de Cleveland, una persona puede sufrir de adicción si concuerda con una de las siguientes declaraciones:
- "Por más de que trato, no puedo controlar cuanto como".
- "Muchas veces escondo comida y como a escondidas".
- "Me siento culpable y angustiado después de comer".
- "Como cuando estoy sensible o emotivo".
- "Mi peso me está afectando en mi vida diaria".
- "Quiero saber la manera de curar mi adicción a la comida".
Las personas adictas a la comida también pueden tener los siguientes síntomas: dolor de cabeza, insomnia, irritabilidad, cambios drásticos de humor y depresión.
El estudio
En este caso, unas cuarenta mujeres jóvenes saludables con un peso corporal que iba de delgadas a obesas fueron primero evaluadas con la "Escala de adicción a la comida de Yale", y luego monitorizadas mediante imágenes por resonancia magnética funcional (IRMf).
Primero, se enseñó a cada mujer una imagen de un batido de chocolate y una de un vaso de agua. Luego, les pidieron que probaran: el batido (helado de vainilla, leche y jarabe de chocolate) o una solución que tenía sabor a saliva natural (el agua sola habría activado partes del cerebro relacionadas con el gusto).
Los investigadores eligieron batidos no sólo porque tienen un alto contenido de grasa y azúcar (el azúcar ha sido relacionada con la adicción a la comida de forma muy constante), sino también porque podían ser consumidos con relativa facilidad a través de un pequeño tubo en la boca. Al contrario, la masticación que conllevan las barras de dulce y otros postres hubiera hecho que las participantes movieran la cabeza durante el escáner.
Una hipótesis resultó cierta casi de inmediato. Las mujeres con puntuaciones más altas de adicción a la comida mostraron más actividad en las partes del cerebro asociadas con la adicción al ser expuestas a imágenes de los deliciosos batidos de chocolate.
Pero, de forma inesperada, cuando probaron la comida real, las mujeres mostraron menos activación, lo que podría deberse a que "el cerebro es inundado a cada rato, lo que desactiva algunos reactores de recompensa", explicó la autora líder del estudio Ashley N. Gearhardt, candidata doctoral en psicología clínica del Centro Rudd de la Universidad de Yale, en New Haven. "Tal vez piense que es lo mejor que ha probado, pero no cumple con las expectativas. Tal vez por eso coman más".
También señalaron que su estudio no midió el hambre, que podría tener un impacto sobre las puntuaciones, y fue exclusivamente en mujeres.
El rol de la publicidad en la obesidad y adicción
Un tercio de los adultos estadounidenses son obesos. Las enfermedades relacionadas con la obesidad son la causa número dos de muertes prevenibles.
"En realidad, lo que veo como un gran problema es nuestro ambiente alimentario. Si piensa que estas señales comienzan a provocar el problema, el peor ambiente en que se podría posiblemente estar es el que tenemos", lamentó Gearhardt.
"La publicidad está en todas partes, y ejerce una potente influencia sobre nuestra conducta. Pero también puede tener un impacto positivo, al ayudar a las personas a desarrollar estrategias de autocontrol más exitosas, modular los antojos de comida y elegir opciones más saludables", aseguró Levin.
Otra inquietud fue que alrededor del diez por ciento de las personas que no necesariamente calificaban como adictas a la comida también mostraron cierta activación en regiones cerebrales relacionadas.
"Aunque un pequeño porcentaje podrían ser adictas en toda regla, algunas podrían mostrar síntomas subclínicos como muchos antojos", señaló Gearhardt. "Esto podría tener un costo amplio sobre la salud pública".
Gearhardt espera que el estudio impulse a la comunidad científica a aceptar la adicción por la comida como una enfermedad, reduciendo así el estigma entre las personas más gordas y llevando a formas más eficaces para que pierdan peso.
"En esta sociedad, nos culpamos a nosotros mismos, creemos que es culpa nuestra", apuntó Gearhardt. "Cuando finalmente decidimos ver que el alcohol tenía el potencial de causar un proceso adictivo, dejamos de culpar a la gente y comenzamos a ayudarla".
Más información
Para más información sobre la compulsión por comer, visita Overeaters Anonymous.