Buscarle el lado positivo a la vida y reír más menudo, te puede convertir en una persona más saludable. El optimismo hace que el cortisol -la hormona que controla el estrés- sea más estable.
Investigadores de la Universidad Carnegie Mellon, en Pensilvania, descubrieron que los optimistas se estresan menos que los pesimistas por las mismas situaciones, y que además, cuando algo malo les sucede, se liberan más rápido del estrés que los pesimistas.
Pero eso no es todo, un pensamiento positivo también reduce los riesgos de demencia en las personas mayores, según se halló en un estudio de la Universidad de Yale en 2017. Y en 2012, científicos de la Universidad de Michigan, observaron que las personas más optimistas tienen un sistema inmunitario más saludable, sanan más rápido de las heridas, tienen un menor riesgo de enfermedad cardíaca, accidente cerebrovascular (ACV) y otros beneficios.
¿Qué esperas entonces para poner tu mente en positivo?
Los terapeutas especializados de la Universidad de California en Berkeley, comparten un método para hacer un ejercicio diario que cambiará tu mente a un estado positivo:
Cada día durante al menos una semana, anota 3 cosas que te salieron bien ese día y brinda una explicación de por qué fueron bien. Es importante crear un registro físico de tus artículos escribiéndolos: no es suficiente simplemente hacer este ejercicio en tu cabeza.
Los artículos pueden tener una importancia relativamente pequeña (por ejemplo, "mi compañero de trabajo hizo el café hoy") o relativamente grandes (por ejemplo, "gané una gran promoción"). Para que este ejercicio sea parte de tu rutina diaria, algunos encuentran que escribir antes de dormir es útil.
Diario de recuerdos positivos
Mientras escribes, sigue estas instrucciones:
1. Ponle un título al evento (por ejemplo, "un compañero de trabajo felicitó mi trabajo en un proyecto").
2. Escribe exactamente lo que sucedió con tanto detalle como sea posible, incluyendo lo que hiciste o dijiste y, si otros estuvieron involucrados, lo que hicieron o dijeron.
3. Incluye cómo este evento te hizo sentir en ese momento y cómo este evento te hizo sentir más tarde (incluso ahora, tal como lo recuerdas).
4. Explica qué crees que causó este evento: por qué sucedió.
Usa el estilo de escritura que desees y no te preocupes por la gramática y la ortografía perfectas. Utiliza todos los detalles que quieras.
Si luego te encuentras sumergido en sentimientos negativos, reenfoca tu mente en alguno de estos buenos eventos y en los sentimientos positivos que lo acompañaron.
Esto puede requerir esfuerzo, pero se vuelve más fácil con la práctica y puede marcar una diferencia real en cómo te sientes, para cambiar el modo hacia el pensamiento positivo.
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