Aunque los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC) recomiendan no combinar marcas, varios países ya lo están haciendo.
Por lo general, si la persona recibe una vacuna contra covid que requiere de dos dosis, se le administran las dos dosis de la misma farmacéutica o laboratorio, por ejemplo, dos de Pfizer, dos de Moderna, dos de Sputnik, dos de Covishield, etc.
Sin embargo esto puede cambiar, ya sea por necesidad, porque hay escasez de un tipo de vacuna, o porque se modifica el diseño de la vacuna. De hecho, por ejemplo en Canadá, Alemania, España y Francia, ya se está animando a la gente a recibir una primera dosis de AstraZeneca y una segunda de la que esté disponible, aunque sea de diferente farmacéutica.
Básicamente, las vacunas actúan igual: educando al sistema inmune para que reconozca al coronavirus y lo destruya. Darle dos dosis diferentes, con dos formulaciones distintas, es como mostrarle dos fotos del mismo virus, pero de distinto ángulo, aseguran expertos.
Es como ayudarle al sistema inmune a reconocer un agente patógeno de diferentes maneras.
¿Hay algún riesgo? Los científicos concuerdan en que no.
Un estudio finalizado en España mostró que combinar una primera dosis de la vacuna de AstraZeneca con una segunda de Pfizer producía una respuesta inmune fuerte.
Otra investigación científica similar realizada en Alemania obtuvo resultados similares.
No es algo que se haya probado con todas las vacunas. Sin embargo, si otros estudios muestran que otras combinaciones generan el mismo potencial inmune, esto ayudaría a acelerar el proceso de vacunación a nivel mundial.
Y especialmente eliminaría el problema de la escasez de una marca, ya que podrían completarse las dosis con otra.
Las estrategias de vacunación han sido diferentes dependiendo del país. En los Estados Unidos, en donde algunos estados ya han alcanzado o superado el 70% de su población vacunada, la iniciativa de vacunación promueve recibir las dos dosis de las vacunas de Moderna y Pfizer con tres semanas a cuatro de diferencia. (La de Johnson & Johnson es de una sola dosis).
Sin embargo, en Italia, por ejemplo, la estrategia ha sido extender el período entre vacunas hasta 12 semanas (algo que se sabe no afecta el proceso de "entrenamiento" del sistema inmune), para que más personas recibieran la primera dosis.
Distintos caminos, la misma meta
La vacuna contiene sustancias que actúan neutralizando la acción de una proteína que ayuda al coronavirus a infectar el cuerpo humano. Además, al inmunizarse, el cuerpo se queda con un suministro de linfocitos T y linfocitos B que recordarán cómo combatir a ese virus en el futuro.
Actualmente, hay tres tipos principales de vacunas contra COVID-19 que se han desarrollado. Todas cumplen con el mismo objetivo de enseñarle al sistema inmune a reconocer agentes patógenos y eliminarlos o debilitarlos. Son las siguientes:
Vacunas de ARNm. Estas vacunas contienen material del virus que causa covid-19. Este material "enseña" a las células cómo producir una proteína inofensiva que es exclusiva del virus. Una vez que las células hacen copias de la proteína, destruyen el material genético de la vacuna.
Si se entra en contacto con el virus, el organismo reconocerá que la proteína no debería estar allí y producirá linfocitos T y linfocitos B que recordarán cómo combatir al virus que causa covid-19. Es decir, evitarán la infección
Vacunas con subunidades de proteínas. Estas vacunas contienen partes inofensivas (proteínas) del virus que causa covid-19, pero no contienen todo el germen.
Al vacunarse, el sistema inmunológico de una persona reconoce que las proteínas no pertenecen al cuerpo y comienza a producir linfocitos T y anticuerpos. Si en el futuro la persona se infecta, las células, que memorizaron esta proteína, la reconocerán y lucharán contra el virus.
Vacunas vectoriales. Estas vacunas contienen una versión debilitada de un virus vivo, diferente al que causa covid-19, que tiene material genético del virus que causa covid-19 insertado en él (esto se llama vector viral).
Una vez que el vector viral está dentro de las células, el material genético "instruye" a las células para producir una proteína que es exclusiva del virus que causa covid-19.
Usando estas instrucciones, las células hacen copias de la proteína. Esto impulsa al organismo a producir linfocitos T y linfocitos B que recordarán cómo combatir ese virus si la persona se infecta en el futuro.
La realidad es que que seguramente no haya posibilidad de elegir qué vacuna utilizar porque dependiendo de los departamentos, municipalidades, países habrá ciertas vacunas disponibles. Todas las vacunas disponibles son eficaces y seguras.
Por lo general, el cuerpo tarda algunas semanas en producir linfocitos T y linfocitos B después de la vacunación, para producir inmunidad. El promedio es 14 días.
Por lo tanto, puede ser posible que una persona se infecte con el virus que causa covid-19 justo antes o justo después de la vacunación y luego se enferme porque la vacuna no tuvo suficiente tiempo para brindar protección.
Lo que se sabe por la experiencia con otras vacunas es que, si una persona vacunada se infecta, seguramente, si la desarrolla, tendrá una forma leve de la enfermedad.
Fuentes: estudios científicos, Science Magazine, CDC.