la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) aprobó el miércoles 2 de mayo la primera vacuna contra el dengue infantil y juvenil. Si bien las autoridades señalan que este podría ser un gran paso para combatir la enfermedad viral trasmitida por mosquitos más común de todo el mundo, otros advierten que podría esconder riesgos de infección para algunas personas.
El fármaco, llamado Dengvaxia, está destinado a personas de entre 9 y 16 años que ya hayan sufrido infección por dengue. Además, deben vivir en territorios de EE. UU. dónde el virus sea endémico, es decir, que circule de manera continua. Este es el caso de Puerto Rico, Samoa Americana, Guam y las Islas Vírgenes.
Dengvaxia fue fabricada por la empresa Sanofi Pasteur, la empresa más grande en el mundo dedicada a la fabricación de vacunas.
El jefe médico de la seccional norteamericana, David Greenberg, señaló sobre la aprobación de la FDA "Nos permite brindar una herramienta de prevención médica a las poblaciones en riesgo, especialmente los niños, en las áreas endémicas de EE. UU.".
Esta vacuna es capaz de combatir los 4 subtipos del virus, conocidos como 1, 2, 3 y 4, y también fue aprobada en países latinoamericanos, como México, El Salvador, Costa Rica, Guatemala, Brasil, Paraguay y Perú.
¿Qué es el dengue?
El dengue es una infección vírica transmitida por la picadura de mosquitos Aedes aegypti hembra, aunque las personas una vez infectadas son los principales multiplicadores del virus.
Su período de incubación oscila entre los 4 y 10 día causando síntomas gripales y, en ocasiones, evolucionando hasta convertirse en un cuadro potencialmente mortal, llamado dengue grave.
Tras la aparición de los primeros síntomas, las personas infectadas con el virus pueden transmitir la infección (durante 4 o 5 días; 12 como máximo) a los mosquitos Aedes que los piquen.
Por el aumento que tuvo en las últimas décadas, el dengue constituye una de las mayores amenazas para la salud pública. La Organización Mundial de la Salud (OMS), estima que alrededor de la mitad de la población del mundo corre el riesgo de contraer esta enfermedad.
Se presenta en zonas de climas tropicales y subtropicales, principalmente de países asiáticos y latinoamericanos, dónde el dengue grave es responsable de la muerte de muchos niños.
Un informa de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), señaló que durante 2018 se notificaron más de 560,000 casos de dengue en las Américas, incluidas 3,500 de dengue grave y 336 defunciones a causa de este. Mientras que en 2019 ya se alcanzó los 100.000 casos, 632 de dengue grave y 28 muertes.
El director del Departamento de Enfermedades Transmisibles y Determinantes Ambientales de la Salud de la OPS, Marcos Espinal, alertó que la propagación del dengue en las Américas se debe a varios factores:
- El crecimiento urbano no planificado.
- Problemas de agua y saneamiento.
- El cambio climático y ambiental.
- La circulación simultánea en algunos países de los cuatro tipos del dengue.
Para prevenir esta enfermedad los especialistas recomiendan:
- Usar pantalones y mangas largas, mosquiteros en el hogar y repelente.
- Permanecer en lugares acondicionados.
- Limitar las actividades al aire libre durante la temporada de mosquitos, especialmente al amanecer y en el ocaso.
- "Descacharrar" o eliminar los recipientes con agua, que son los principales criaderos de mosquitos.
Controversias por la vacuna
Desde que la OMS la aprobó en 2016, Dengvaxia se comercializó en 19 países. De ellos, Filipinas fue el único que usó la vacuna, aunque tras las primeras campañas se encontraron con un aumento de las hospitalizaciones en los vacunados.
Tras una investigación en la que participó Sanofi, se encontró que la vacuna aumentaría el riesgo de dengue grave en las personas sin exposición previa al virus. Este fenómeno se conoce como mejora dependiente del anticuerpo (ADE) y se produce cuando las proteínas antivirales facilitan la entrada del virus en las células de las personas.
Esto generó una gran controversia, ya que tras el anuncio oficial de estos efectos y detener la campaña de vacunación, más de 830.000 niños filipinos recibieron al menos una dosis. Esto desencadenó una serie de denuncias contra empleados de Sanofi y funcionarios de salud de Filipinas.
Mientras tanto, el desafío actual se concentra en identificar las personas que ya hayan sido infectadas por el virus para aplicar la vacuna. El problema radica en que muchas de las infecciones no se diagnostican, por lo que la falta de un caso confirmado de dengue en el historial médico de un niño no se puede tomar como prueba de que nunca existió infección.
Los funcionarios de Sanofi pretenden desarrollar pruebas de detección para hacer frente a esta situación y enviarlas a la FDA para su aprobación.
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