Las personas que permanecen sin vacunarse contra el COVID-19 en este momento, por cualquier motivo, corren un mayor riesgo de ser hospitalizadas y morir si se infectan. Según datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), en Estados Unidos, los no vacunados conforman ahora casi todas las hospitalizaciones y muertes por COVID-19.
Un análisis realizado por The Associated Press sobre las muertes por COVID-19 durante mayo de 2021 concluyó que las infecciones entre las personas vacunadas completamente representan 0.1%, menos de 1,200 de las más de 853,000 hospitalizaciones por COVID-19 en EE.UU. En cuanto a las personas fallecidas, solo alrededor de 150 de las más de 18.000 muertes por COVID ocurrieron en personas completamente vacunadas. Esto representa aproximadamente un 0.8% del total de muertes durante mayo.
Los datos prueban una vez más, objetivamente, que las vacunas contra el COVID son efectivas para prevenir hospitalizaciones, admisiones en UCI, ventilaciones y muertes, debido a que enseñan al sistema inmune a reconocer y combatir el virus que las provoca
Muertes evitables
La directora de los CDC, Dra. Rochelle Walensky, dijo que la vacunación contra la COVID-19 es tan efectiva que "casi todas las muertes, sobre todo entre los adultos, debido al COVID-19 son, en este punto, completamente prevenibles".
Mientras las muertes por el COVID-19 se han reducido dramáticamente en países como Estados Unidos y aunque las vacunas siguen demostrando ser altamente efectivas, continúa habiendo un porcentaje sustancial de personas resistentes a vacunarse. Esto representa un nuevo desafío para las autoridades sanitarias y los sistemas de salud de América Latina y el Caribe, pero sobre todo para los hospitales que sufren la carencia de oxígeno y equipo para salvar vidas.
Hospitalización, qué esperar
La mayoría de las personas que contraen COVID-19 experimentan síntomas leves y se recuperan en su hogar.
Pero una fracción de la población infectada se enfrenta a una realidad mucho peor: una enfermedad grave o incluso la muerte, sobre todo cuando el cuerpo no tiene forma de luchar contra la enfermedad.
La infección por el SARS-CoV2, el virus que provoca el COVID-19, no solo causa problemas respiratorios. Si bien la dificultad para respirar es uno de los principales síntomas, los médicos también destacan otros, como problemas renales, gastrointestinales, diarrea o inapetencia, mareos, confusión o debilidad general.
El tipo de tratamiento contra COVID que se recibe en los hospitales depende de la gravedad de la enfermedad.
Algunos pacientes necesitan de poca intervención por lo que permanecen en las unidades de COVID hasta mostrar mejorías.
Otros, mayormente los no vacunados, suelen registrar niveles bajos de oxígeno, por lo que necesitan cánulas nasales (tubos delgados que se coloca debajo de la nariz para administrar oxígeno) o máscaras. Si los síntomas empeoran, los profesionales recurren a la internación en la Unidad de Cuidados Intensivos, esto generalmente se debe a la mayor necesidad de oxigenoterapia, por problemas o insuficiencias respiratorias o cardiovasculares.
Los períodos de hospitalización dependerán de la gravedad de la infección por COVID. Mientras existen casos que duran alrededor dos o cuatro días o dos semanas, otros pueden estar más de mes, e incluso tener una recuperación más lenta debido a los daños que sufren los distintos órganos como consecuencia de la infección.
Si se muestran mejorías constantes, es posible que la persona reciba el alta del hospital, pero eso, por lo general, no significa que está completamente recuperada. Hasta la fecha no se conocen por completo los efectos que el SARS-CoV2 tiene sobre el organismo a largo plazo. La debilidad muscular, que impide o dificulta volver a realizar las actividades cotidianas, la confusión o desorientación y problemas mentales, como trastorno por estrés postraumático, depresión o ansiedad, suelen permanecer por mucho tiempo, según lo que se conoce hasta ahora.
La vacuna sigue siendo la mejor forma de reducir el riesgo de infección grave por COVID-19.