Uno se quiere divorciar y el otro no

Uno quiere el otro no, los dos quieren pero no se imaginan cómo hacerlo, los dos no quieren pero la convivencia es insostenible, los escenarios son muchos pero lo cierto es que pase lo que pase, algo hay que hacer. 

La terapia del desacuerdo o "Discernment Counseling" es un tipo de tratamiento a corto plazo destinado a ayudar a las personas que atraviesan una importante crisis de pareja a pensar con claridad sobre la posibilidad de un divorcio y establecer la decisión y el camino a seguir. 

Uno se quiere divorciar y el otro no
| Foto: THINKSTOCK

En un país donde la tasas de divorcio asciende a un 50% es importante lograr una forma de "parar la bola", "tomar un respiro" para detenerse a pensar y ver en qué situación está la pareja y elegir un camino a tomar, sea cual fuere, pero un camino a conciencia y acordado.

Si uno de los dos miembros de la pareja está pensando en el divorcio, esta terapia puede ayudarlos a obtener claridad sobre qué pasos tomar tanto en el día a día de la pareja como a largo plazo, entender qué es lo que le sucedió a su pareja y por qué llegaron a la situación que llegaron, determinar si otros intentos de terapia que recibieron fueron o no útiles y por qué, evaluar la posibilidad de resolver problemas y permanecer casados y tomar una decisión a conciencia de si avanzar o no hacia el divorcio.

Hablando más específicamente, lo que las parejas pueden decidir en una serie de 5 entrevistas es si están dispuestos a quedarse en la relación tal cual está, o si van a divorciarse o trabajar para reconciliarse, dicen los creadores del método, investigadores de la Universidad de Minnesota, grupo a cargo del Dr. William Doherty.

Lo que es novedoso de este proyecto es que permite encontrarse con la pareja tal cual está en ese momento. Muchas veces la terapia de pareja se ve como una alternativa para arreglar las cosas, la diferencia es que la "condición" por así llamarlo de este tipo de terapia es que está bsasda en trabajar las diferencias, el hecho de que uno quiera quedarse en la pareja y el otro quiera salir.

Puede suceder que uno de los dos esté desahuciado en relación a la pareja y sin energía y el otro esté dispuesto a luchar por la relación y tiene más energía para eso.

La diferencia con una terapia de pareja sería, dicen los investigadores en que una terapia de pareja es como tomar una medicina, y esta terapia es como ver de qué se trata la medicina y pensar si quieren o no tomarla.

Este tipo de tratamiento psicológico tiene su origen en el centro de terapia de parejas conocido como Couples on the Brink Project en la Universidad de Minnesota, dirigido por el psicólogo William Doherty, Ph.D. a raíz de que un juez de familia de ese estado se acercó al profesional a pedirle ayuda para poder determinar formas de explorar si en una relación la mejor opción es el divorcio o si la reconciliación es posible.

¿Cómo es la terapia?

Se trata de una serie de cinco sesiones, pero al final de cada una de las cinco sesiones, la pareja decide si quiere o no volver a la terapia y luego si cada uno de los miembros quiere tener algunos encuentros también.

La sesión inicial suele durar al menos unas dos horas en la cual el terapeuta se hace una idea del cuadro de situación de la pareja y de cada uno de los miembros, sus respectivas narrativas sobre la historia de la relación, las motivaciones de cada miembro de la relación, así como evaluar de qué forma han resuelto los conflictos hasta ahora. El resto de los encuentros duran una hora y media aproximadamente.

Cuando las personas se encuentran individualmente con el terapeuta, discuten sus responsabilidades y la contribución que cada uno hace a los problemas que tiene la pareja y evalúan posibles soluciones. Y aunque la relación de pareja finalmente se termine, estos encuentros sirven para evaluar errores, conductas y poder aprender para futuras relaciones.

Luego de las reuniones individuales, el terapeuta invitará a los miembros de la pareja a compartir las cuestiones que salieron en la reunión individual.

En los 15 minutos finales de cada sesión, el terapeuta realiza su devolución sobre las cosas más importantes que pudo escuchar y sobre posibles caminos y soluciones para la pareja. Allí se decide la estrategia y los pasos a seguir, según la voluntad de cada uno.

En el caso de que la pareja decida divorciarse, será derivada a un especialista en el tema para ayudarlos desde todo punto de vista a atravesar el proceso de divorcio. En el caso de que decidan estar juntos, el terapeuta podrá enviarlos o comenzar una terapia pareja para aprender a resolver cuestiones del pasado, evitar conflictos y en el caso de que surjan las diferencias, trabajarlas.

El éxito de la terapia se mide de la siguiente manera: Si la pareja tiene un conocimiento más profundo de sus conflictos y logran avanzar hacia una vida saludable dentro o fuera de la pareja, la terapia fue exitosa. 

En algunos casos, esa apertura y examen de conciencia puede llevar a la reconciliación o a un intento de acercamiento, pero en otros no. En el caso de que decidan intentar la reconciliación, los terapeutas les muestran cuál sería el camino.

Muchas veces hay casos donde por ejemplo el hombre desea continuar con el matrimonio y la mujer no, pero por ejemplo, en las sesiones surge que para poder continuar el cambio sería demasiado grande y deben aceptar que no es posible.

Si estás interesada o interesado en continuar con tu relación y tu pareja no, estos terapeutas aseguran que también pueden ayudar. Los expertos dicen que no es lo mismo encarar una nueva relación habiendo tenido la oportunidad de evaluar qué es lo que sucedió con la anterior o teniendo la idea de que al menos se ha hecho todo lo posible para salvar la pareja o resolver los conflictos.

En ese caso, se trabajarán los cambios que se pueden hacer en la persona que desea continuar con el matrimonio, en evitar los errores comunes que llevaron a esta crisis y en todo caso en fortalecer a la persona para enfrentar lo que sea que pase.

La terapia del desacuerdo no se recomienda en los casos de que uno de los dos ya tiene una decisión final sobre el divorcio y en realidad lo que busca es que el terapeuta convenza a la otra parte. Tampoco se recomienda si existe peligro de violencia doméstica, si existe una orden de restricción de la corte o si uno de los esposos está presionando u hostigando al otro para realizar la terapia.

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