En Nueva Jersey, en California, en Florida, en todas partes, miles de personas dejaron su vida material atrás para unirse a orar en distintos puntos del país. La razón era poderosa y aterraba: una serie de desastres naturales, cataclismos y desgracias que llevarán a la muerte final del mundo el 21 de octubre.
Según explica Lorenzo DiTommaso, profesor del Departamento de Religión de la Universidad Concordia y experto en el estudio del Apocalipsis a lo largo de la historia, el fin del mundo es la leyenda urbana más antigua. Es decir, se trata de un relato colectivo, que van construyendo las personas, pero que nunca ocurrió u ocurrirá. Y también se define como una psicosis colectiva, es decir un miedo que comparten millones de personas.
Puntos clave
- La profecía indica que el fin está cerca, y que el mundo se acabará el 21 de octubre.
- Fieles decepcionados creen que una fuerza superior acabará con un mundo que es malo.
- Las profecías sobre el fin de los tiempos son tan antiguas como el mundo.
Estas experiencias colectivas son como el "Black Friday", el terror por perder algo se apodera de las masas, asegura el experto.
DiTomasso, quien está escribiendo una trilogía de ensayos llamada "La arquitectura del Apocalipsis", que editará la Universidad de Oxford, dice que la idea de un final ayuda a aliviar la conciencia de muchos que piensan que el mundo es un lugar malo.
"El mundo es muchas veces visto como un lugar terrible, injusto, opresivo. Por eso, la idea de un apocalipsis es aliviadora: el mundo es tan malo que no hay posibilidad de arreglarlo y por eso será destruido por una fuerza superior, en el juicio final", explica el catedrático.
Esto, agrega, se suma a la fe religiosa que es una poderosa cadena que une a las personas en estas creencias. "Cada vez más personas están decepcionadas de la economía, los gobiernos, y comienzan a ver el mundo a través de los lentes del apocalipsis", asegura. "Es un momento en el cual las personas buscan el perdón y acercarse a Dios", completa.
La creencia del dramático final del mundo viene del comienzo de los tiempos, desde los días de Nostradamus, pero tuvo su clímax con el cambio de milenio, meses antes del 2000, lo que causó suicidios colectivos en Uganda y Japón, y miles de encuentros de fieles de distintas religiones para esperar juntos el final del mundo... y de la especie humana.
