Muchas personas al triunfar o alcanzar objetivos importantes, comparten un secreto: creen que son fraudes completos, que no merecen sus logros, que éstos han sido alcanzados gracias un factor de suerte y que, en cualquier momento, quedarán expuestos como impostores. Si esto te suena muy familiar, podrías tener el síndrome del impostor.
Aunque parezca extraño, son personas que se sienten ajenas a su propia vida. "No soy un escritor. Me he estado engañando a mí mismo y a otras personas", escribió John Steinbeck en su diario en 1938. "Siempre me siento como un impostor. No sé lo que estoy haciendo" declaró la actriz Jodie Foster en un evento en 2007 de Women in Entertainment Power donde fue la invitada de honor. Y hay documentos que revelan que Albert Einstein también padecía de este trastorno.
Si bien no está en la lista oficial de trastornos mentales aún, se estima que el 70% de las personas tienen, en algún momento, el síndrome del impostor, ya que experimentan la sensación de que no merecen estar donde están en la vida.
Con respecto al origen, fueron dos psicólogas, la Dra. Pauline Clance y la Suzanna Imes, quienes acuñaron el fenómeno psicológico "síndrome del impostor" en un artículo publicado en Psychology and Psychotherapy en 1978. Lo describieron como una experiencia interna intensa de sentirse como un farsante, y señalaron que era particularmente común entre las mujeres de altas esferas políticas, científicas y universitarias, aunque otros investigadores consideraron a ésta característica un tanto sexista.
¿Es inseguridad, ansiedad o temor?
Los científicos posteriormente tomaron ese concepto y lo estudiaron con la idea de descubrir en qué grupos, sexo, condición social y raza era más frecuente, y sobre todo, identificar las señales que presenta este trastorno.
El síndrome del impostor (Impostor Syndrome o IS por su sigla en inglés) se caracteriza por sentimientos crónicos de duda y miedo a ser descubierto como un fraude intelectual.
"A pesar de la evidencia de habilidades, aquéllos que sufren de IS no pueden internalizar un sentido de logro, competencia o habilidad. En general, creen que son menos inteligentes y competentes de lo que los otros perciben” cita un estudio publicado en 2017 por la Biblioteca Nacional de Medicina de EE.UU.
Otro estudio de 1998 encontró que entre los estudiantes de medicina, odontología, enfermería y farmacia, el 30% calificaron como impostores. Dentro de esta población, el IS fue el predictor más fuerte de angustia psicológica.
Qué terapia funciona para estos casos
Según un estudio de 2012 publicado en Journal of Basic and Applied Scientific Research, un grupo de científicos concluyó que no hay una correlación significativa entre la baja autoestima y el síndrome del impostor, y que sólo el 9% de los que lo padecen, tienen una baja autoestima.
Además, hallaron que un individuo con IS atribuye su éxito a la suerte y al atractivo personal, no confía en su inteligencia y no tiende a mantener sus logros debido a su autoestima incierta. Tiene miedo a ser reconocido como un fraude, a tener que enfrentarse a sus capacidades reales y por eso, se siente culpable.
Las personas con síndrome del impostor tienden a la autocrítica severa y están involucradas en un perfeccionismo negativo; por lo tanto, los enfoques terapéuticos tales como la terapia cognitivo conductual y la terapia Gestalt, pueden ser útiles para tratar este tipo de trastorno, según los científicos.