Tu propia mente podría estar convenciendo a tu cuerpo que te hace daño ese vaso de leche o la bolita de helado. Así lo demostraron un grupo de investigadores italianos, que afirman que algunas personas que piensan ser intolerantes a la lactosa podrían estar somatizando los síntomas.
La intolerancia a la lactosa es la deficiencia que tienen algunas personas de la enzima lactasa, que descompone la lactosa. Los síntomas más comunes son hinchazón, gases, dolor de estómago y náuseas al comer o beber productos que contienen lactosa, el azúcar de la leche.
En el estudio, pacientes que sufrían del trastorno mental somatomorfo, somatización alterada, fueron cuatro veces más propensos a decir que padecían de intolerancia a la lactosa, aunque no se les encontró ninguna causa física.
"Es algo real, en verdad tienen estos síntomas", explicó la Dra. Mary Maish, directora quirúrgica del Centro de Trastornos del Esófago de la Universidad de California, en Los Ángeles.
Los resultados podrían ayudar a muchos pacientes que ahora no consumen suficiente calcio y peligran por osteoporosis por esta intolerancia. Pueden centrarse en la verdadera raíz del problema (la mente) y aliviar los síntomas que ahora les provoca la lactosa, añadió.
Los resultados del estudio se presentaron durante la Semana de Enfermedades Digestivas de Chicago.
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Puntos clave
- El "somatomorfo" es un trastorno en que los síntomas físicos se atribuyen a factores psicológicos.
- Estas personas son 4 veces más propensos a pensar que padecen de la intolerancia a la lactosa.
- Los resultados ayudarán a muchos pacientes que ahora no consumen suficiente calcio por la intolerancia.