En un caso sin precedentes, nueve niñas sufrieron mutilación genital en una clínica de Detroit y un juez federal desestimó la mayoría de los cargos contra los acusados. Esta práctica es reconocida internacionalmente como una violación a los derechos humanos y, de acuerdo a los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, en Estados Unidos medio millón han sido mutiladas o están en riesgo.
Cuatro de las niñas que sufrieron la mutilación son de Michigan y las otras cinco son residentes de Illinois y Minnesota. En total son ocho las personas acusadas en el caso: Jumana Nagarwala, médico que realizó la cirugía; Fakhruddin Attar, dueño de la clínica en Michigan donde se hizo; tres asistentes (una es la esposa de Attar) y cuatro madres.
El juez federal de distrito Bernard Friedman desestimó los cargos de mutilación y conspiración y determinó que corresponde a los estados y no al Congreso regular la práctica. Las madres todavía enfrentan cargos por conspiración (viajar con la intención de participar en cargos de conducta sexual ilícita), y todos los acusados por obstrucción.
La mutilación genital femenina es una tradición religiosa que existe desde hace décadas y aún se practica con el propósito de limitar su sexualidad de la mujer y evitar que sienta placer. El procedimiento está prohibido en todo el mundo y es ilegal en más de 30 países. En Estados Unidos 27 estados tienen leyes que penalizan la mutilación genital femenina, incluido Michigan, cuya ley puede castigar hasta con 15 años de prisión a los acusados.
Paro algunas personas, como el abogado defensor del caso de Detroit, consideran que esta ley es inconstitucional porque se trata de una práctica de carácter religioso y no se hacen “verdaderos cortes”. Sin embargo, un médico de Minnesota que examinó a las dos víctimas más jóvenes concluyó que sus genitales habían sido alterados o cortados, según los registros de la corte.
"Esto se trata de proteger a las niñas estadounidenses", dijo a CBS News Mark Shaffer, jefe del Centro de Infracciones a los Derechos Humanos y Crímenes de Guerra de ICE Home Investigations (HIS) de ICE. "Está sucediendo en las comunidades donde es un secreto muy bien guardado. Está sucediendo a las niñas justo debajo de nuestras narices".
Un problema de todos
Para Mariya Taher, activista social de 35 años que fue víctima de mutilación genital femenina, la decisión del juez es “una locura" y teme que ponga en riesgo a más mujeres porque se interpreta que la práctica está bien. "Esto es una violación de los derechos humanos de una persona. Es una forma de violencia de género... Es la violencia cultural", dijo a Detroit Free Press.
Este procedimiento, también conocido como circuncisión femenina, afecta a niñas de cualquier origen socioeconómico y, aunque es común en países de Asia, África y Medio Oriente, ocurre en todo el mundo, incluso en Estados Unidos. De acuerdo a los CDC el hecho de que 513,000 niñas han sido cortadas o corren el riesgo de ser cortadas en el país da cuenta de un aumento de, aproximadamente, tres veces más que en 1990, cuando 168,000 niñas estaban en riesgo o ya eran víctimas.
Como un llamado de atención, en abril de 2017 el Departamento de Estado hizo un video que destaca que no todas las sobrevivientes estadounidenses de corte genital femenino son musulmanas ni de origen asiático o africano. Una de las historias que incluyeron en la campaña es la de Renee Bergstrom, cuya madre la llevó a ver a un médico cuando tenía tres años porque se tocaba mucho sus genitales y el especialista “arregló” la situación cortando su clítoris.
El caso de Renee ocurrió en 1947 en un pequeño pueblo de Minnesota. "Soy una cristiana americana blanca, y esto me pasó a mí. Y el médico que lo hizo fue un cristiano fundamentalista", dijo Bergstrom, quien ahora tiene 73 años. "Recuerdo el dolor y recuerdo que me sentí traicionado por las personas que deberían haber estado cuidando de mí".
Dice la Organización Mundial de la Salud que la mutilación genital femenina es una violación de los derechos humanos de niñas y mujeres. Sin embargo, más de 200 millones de niñas y mujeres vivas han sido recortadas en 30 países.
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