Un nuevo estudio sugiere que las oportunidades románticas parecen influir en la identidad sexual de las mujeres pero no en la de los hombres. Las mujeres tienen una mayor probabilidad que los hombres de sentir atracción tanto por hombres como por mujeres.
"La sexualidad de la mujer puede ser más flexible y adaptable que la de los hombres", dijo la autora del estudio Elizabeth Aura McClintock, profesora asistente de sociología en la Universidad de Notre Dame.
El estudio de McClintock se basa en datos extraídos del Estudio Nacional Longitudinal de la Salud desde la Adolescencia hasta la edad Adulta (Add Health).
"Las mujeres tienen una mayor probabilidad que los hombres de sentir atracción tanto por hombres como por mujeres, lo que les da una mayor flexibilidad en la elección de su pareja", señaló McClintock. "Esta flexibilidad en la atracción sexual puede otorgar una mayor importancia a los factores contextuales y de experiencia cuando se trata de la identidad sexual."
McClintock señaló que la identidad sexual es una construcción social, no es que las mujeres seleccionan estratégicamente su identidad sexual sino que el contexto social y las experiencias románticas influyen en la forma en que viven su sexualidad.
"Es importante destacar que no estoy sugiriendo que las uniones del mismo sexo son la segunda mejor opción de las uniones heterosexuales. Y no creo que las mujeres estén seleccionando estratégicamente una identidad sexual ventajosa o que puedan “elegir” si encuentran a los hombres, a las mujeres o a ambos sexualmente atractivos. Más bien, el contexto social y la experiencia romántica podrían influir en la forma en que perciben y etiquetan su identidad sexual".
Más específicamente, para llegar a estas conclusiones se observaron a 5.018 mujeres y 4.191 hombres mientras pasaban de la adolescencia a la edad adulta y el estudio se dividió en tres periodos considerando para la investigación el primer (1994-1995), tercer (2001-2002), y cuarto (2007-2008).
Las personas estudiadas en promedio tenían 16 años de edad en el período I, 22 en el III, y 28 en el IV.
Confirmando la investigación anterior, McClintock encontró que las mujeres eran más propensas que los hombres a informar su bisexualidad y a cambiar su identidad sexual, mientras que los hombres eran más propensos a declarar ser, ya sea "100 por ciento heterosexual" o "100 por ciento homosexual."
También encontró que las mujeres eran tres veces más propensas que los hombres a cambiar su identidad sexual
Los participantes del Add Health, a los que no se les preguntó acerca de sus identidad sexual hasta el Período III, podían identificarse como 100 por ciento heterosexuales, en su mayoría heterosexuales, bisexuales, en su mayoría homosexuales, y 100 por ciento homosexuales.
En cada período del Add Health que McClintock utilizó para su estudio, también se les preguntó a los participantes si alguna vez habían experimentado atracción hacia el mismo sexo o participado en alguna actividad sexual entre personas del mismo sexo.
La investigación de McClintock mostró que las mujeres con más educación y las mujeres que eran más atractivas físicamente (según la clasificación de los entrevistadores del Add Health) tenían mayores probabilidades de identificarse como "100 por ciento heterosexual" que otras mujeres en los períodos III y IV del Add Health. Además, las mujeres que tuvieron un hijo en el Período III eran menos propensas que otras mujeres a identificarse como "100 por ciento heterosexual" en el Período IV.
McClintock especuló que las mujeres que evitaban la maternidad a temprana edad, eran físicamente atractivas, o tenían altos niveles de educación pueden haber sido menos propensas a explorar las relaciones con parejas del mismo sexo porque tenían más oportunidades románticas con parejas masculinas. En otras palabras, su posición social facilitaba una identidad hetero-conformista y por lo tanto, desanimaba las identidades sexuales alternativas.
"Las mujeres con algún grado de atracción tanto por hombres como por mujeres podrían ser arrastradas a la heterosexualidad si tienen opciones favorables en el mercado de pareja heterosexual", declaró McClintock.
"Las mujeres que desde el inicio tienen éxito en sus relaciones con los hombres, como tradicionalmente es de esperarse, pueden llegar a no explorar su atracción por otras mujeres. Sin embargo, las mujeres con las mismas atracciones sexuales, pero con menos opciones heterosexuales favorables podrían tener una mayor oportunidad de experimentar con parejas del mismo sexo.
Las mujeres que responden a la atracción del mismo sexo tienen más posibilidades de incorporar la sexualidad entre personas del mismo sexo en su identidad sexual", dijo el investigador.
Curiosamente para los hombres: los niveles más altos de educación se asociaron con una menor probabilidad de identificarse como "100 por ciento heterosexual" en los Períodos III y IV del Add Health, el atractivo físico no tenía una clara asociación con la identidad sexual, y los que se convirtieron en padres en el Período III eran más propensos a identificarse como "100 por ciento heterosexual" en el Período IV.
"Los hombres son atraídos con menor frecuencia por ambos sexos", expresó McClintock. "La sexualidad de los hombres es, en este sentido, menos flexible. Si un hombre solo se siente atraído por un sexo, las oportunidades románticas apenas alterarían su identidad sexual."