El sueño americano no siempre alcanza a la atención de salud. A pesar de gastar más en atención médica que cualquier otro país, los Estados Unidos están registrando un alarmante aumento de la mortalidad joven y una baja en la esperanza de vida entre adultos jóvenes, adultos y seniors de entre 24 y 64 años.
Un estudio publicado en el Journal of the American Medical Association revela, además, que esta tendencia aparece no solo en las comunidades de color —históricamente las más desprotegidas— sino que cruza las fronteras de género, raza y etnia.
En la vereda de enfrente, otras naciones desarrolladas —con sistemas médicos universales y gratuitos— han experimentado un aumento constante de la longevidad de su población.
Por grupos de edad, el aumento relativo más alto en las tasas de mortalidad entre 2010 y 2017 (29%) ha sido entre personas de 25 a 34 años.
Este hallazgo estadístico, casi alejado de la lógica biológica, ha puesto en el ojo público la necesidad de reevaluar un sistema que deja en bancarrota a millones de pacientes, y no mejora la calidad de salud general.
El estudio destaca que 33,000 de esas "muertes extra" se concentran en cuatro estados: Ohio, Indiana, Pennsylvania y Kentucky.
El aumento de la mortalidad en la mediana edad comenzó entre los blancos no hispanos en 2010, los hispanos en 2011 y los afroamericanos en 2014, según la investigación.
Estas tendencias comenzaron mucho antes que golpeara fuerte la epidemia de opioides. Y los investigadores la adjudican a una combinación de factores médicos y sociales: más obesidad, mujeres con enfermedades que antes se consideraban "masculinas", como los males cardíacas, más condiciones hepáticas y suicidios (85,2% de los cuales involucran armas de fuego u otros métodos no tóxicos).
Dos estudios recientes estimaron que las sobredosis de drogas representaron el 15% o menos de la brecha en la expectativa de vida entre los Estados Unidos y otros países de altos ingresos en 2013 y 2014, respectivamente.
También están en aumento las muertes maternas, estadística que los Estados Unidos comparte con otros dos países: Sudán y Afganistán.
El National Research Council examinó en detalle la desventaja de salud de los Estados Unidos e identificó nueve áreas en las que el país tuvo peores resultados de salud en comparación con otros países de altos ingresos: éstas incluyeron no solo muertes relacionadas con las drogas sino también lesiones y homicidios y embarazo adolescente. También infecciones de transmisión sexual, VIH/SIDA, obesidad y diabetes, enfermedades cardíacas, enfermedades pulmonares crónicas y discapacidad.
En comparación con las tasas de mortalidad promedio de otros 16 países de altos ingresos, Estados Unidos tiene una menor mortalidad por cáncer y enfermedades cerebrovasculares.
Pero registra tasas de mortalidad más altas en la mayoría de las otras causas principales de muerte, incluidos trastornos circulatorios (como enfermedades isquémicas del corazón e hipertensivas), causas externas (como sobredosis de drogas, suicidio, homicidio), diabetes, enfermedades infecciosas, embarazo y parto, malformaciones congénitas, trastornos mentales y del comportamiento, y enfermedades de los sistemas respiratorio, nervioso, genitourinario y musculoesquelético.
Las deficiencias en el sistema de atención médica podrían explicar el aumento de la mortalidad por algunas afecciones. Aunque el sistema de atención médica del país destaca en ciertas medidas, los países con una mayor esperanza de vida superan a los Estados Unidos en proporcionar acceso universal a la atención médica, eliminando los costos como una barrera para la atención, la coordinación de la atención y por ende la mortalidad.
La nueva investigación revela disparidades geográficas en el acceso a la atención de salud, lo que también aumenta el riesgo de resultados negativos.