Escasez de alimentos, casas dañadas, miedo a la muerte, seres queridos que se van. El estrés acumulado por el huracán María contribuyó a que miles de niños en edad escolar en Puerto Rico desarrollaran síntomas de trastorno de estrés postraumático (TEPT), según revela un estudio reciente.
El estudio en JAMA Network Open encontró que el 7.2% de los estudiantes informaron síntomas “clínicamente significativos” de trastorno de estrés postraumático. Más niñas tendieron a mostrar signos de TEPT que los niños.
Los investigadores encuestaron a 96,108 estudiantes de escuelas públicas, cinco a nueve meses después del huracán que azotó la isla en 2017. Incluyó a jóvenes de tercero a doceavo grado en diferentes regiones.
Según el estudio, realizado por el Departamento de Educación de Puerto Rico junto con la Universidad Médica de Carolina del Sur, se están utilizando los datos para llegar a las áreas con mayor necesidad de servicios de salud mental.
María, que golpeó la isla como un huracán de categoría 4 en septiembre de 2017, mató a unas 2,975 personas en el territorio estadounidense. Los residentes tuvieron mucha dificultad para acceder a agua potable y algunos se quedaron sin electricidad por casi un año después de la tormenta.
La tragedia tuvo efectos dramáticos en los estudiantes. Casi el 46% dijo que su casa estaba dañada. Más del 32% experimentó escasez de alimentos y agua. Y aproximadamente el 58% informó que un amigo o miembro de su familia se había ido de la isla. Los efectos no variaron según el lugar donde vivían los estudiantes o el ingreso de sus familias.
Rosaura Orengo-Aguayo, psicóloga clínica de la Universidad Médica de Carolina del Sur y autora principal del estudio, dijo que los hallazgos muestran la amplitud y la naturaleza indiscriminada de la devastación.
“Eso solo explica lo grande que fue María, lo destructivo que fue en toda la isla”, dijo. “Sin importar tu ingreso o en dónde vivías, fuiste afectado”.
Se han reportado problemas similares entre los niños en otras partes del Caribe que también sufrieron los efectos de los huracanes de 2017.
El Congreso se encuentra en un punto muerto sobre la aprobación de un proyecto de ley de ayuda que enviaría más recursos a Puerto Rico y a otras áreas afectadas por desastres naturales. El presidente Donald Trump ha expresado su renuencia a proporcionar más dinero a la isla.
El trauma que causa un desastre natural puede manifestarse de varias maneras, explicó Frank Zenere, coordinador de distrito del programa de manejo de crisis en las Escuelas Públicas del condado de Miami-Dade, quien no está relacionado con el estudio. Las unidades familiares pueden romperse a través del divorcio o la violencia doméstica, dijo. Los niños pequeños pueden volver a chuparse el dedo o mojar la cama. Los adolescentes a veces intentan ejercer el control y pueden comenzar a usar drogas.
Zenere dijo que, sin embargo, la mayoría de las personas que sobreviven a un desastre natural no desarrollan afecciones de salud mental a largo plazo.
“Están angustiados. Tiene un impacto en su vida, sí “, dijo Zenere, quien ayudó a coordinar los esfuerzos de salud mental en Puerto Rico luego de María. “Pero la gran mayoría no va a desarrollar una enfermedad psiquiátrica”.
Agregó que las diferencias por género encontradas entre los estudiantes que informan síntomas de trastorno de estrés postraumático se alinean con la literatura médica: los niños tienen más probabilidades de exteriorizar lo que sienten, mientras que las niñas son más propensas a mostrar depresión y ansiedad.
Los autores del estudio dijeron que la pérdida y la disfuncionalidad causadas por María contribuyeron aproximadamente en un 20% a los síntomas del trastorno de estrés postraumático de los jóvenes. Si bien los investigadores no midieron qué otras circunstancias desempeñaron un papel, otros “factores de protección”, como el hecho de asegurar las necesidades básicas y el apoyo de la comunidad, influyen en la capacidad de recuperación, aseguró Orengo-Aguayo,
En particular, dijo, el nivel de síntomas de trastorno de estrés postraumático informado en el estudio es inferior al esperado. Algunos estudios muestran que hasta un tercio de los niños desarrollarían síntomas crónicos después de sobrevivir a un desastre natural, escribieron los autores.
Los lazos familiares o el hecho de que el estudio se realizó varios meses después de la tormenta podría haber tenido un papel en la capacidad de recuperación de los niños, dijo.
“Lo que podríamos estar viendo es que los niños en esa etapa aún estaban enfocados en obtener acceso a las necesidades básicas”, dijo.
Regan Stewart, psicólogo clínico de la Universidad Médica de Carolina del Sur y coautor del estudio, dijo que el equipo ha obtenido dos subvenciones de la Administración Federal de Servicios de Salud Mental y Abuso de Sustancias para continuar trabajando en la isla durante al menos tres años más. Planean utilizar la telemedicina para ampliar el acceso a los servicios de salud mental y capacitar al personal escolar y profesionales de la salud mental en las intervenciones centradas en el trauma.
Sin embargo, las escuelas públicas en Puerto Rico están agobiadas por restricciones económicas. La isla, que ya enfrentaba una crisis presupuestaria, cerró 300 escuelas en los últimos dos años debido a la falta de inscripción exacerbada por el huracán María.
Zenere dijo que el personal de las escuelas se encuentra entre aquellos que necesitan ser atendidos primero, “porque van a ser el lazo que los mantiene unidos para ese salón de clases de 20 niños o menos”.