Más de 2,000 niños fueron separados de sus familias en la frontera entre Estados Unidos y Mëxico, debido a la política migratoria “tolerancia cero” del gobierno estadounidense. Aunque el presidente Donald Trump firmó una orden para que las familias permanezcan juntas, la salud de estos menores sigue estando en peligro.
Cuando se hizo público que solo entre el 19 de abril y el 6 de junio las autoridades habían llevado a refugios a cientos de bebés, niños y adolescentes procedentes de países como Honduras, El Salvador, Nicaragua y México, organizaciones de todo el mundo se pronunciaron contra esta medida por afectar su bienestar físico y emocional. Según las políticas migratorias, si un inmigrante es detenido en la frontera de EE.UU. sin documentos se le procesa judicialmente como delincuente y ya no puede estar acompañado de menores de edad.
La presión internacional hizo efecto y el 20 de junio Trump dio marcha atrás y firmó la orden para que no sean separados padres e hijos. “Queremos mantener a las familias juntas. Es muy importante”, dijo al hacer el anuncio.
"Si bien nos complace que el presidente Trump haya puesto fin a esta política preocupante de arrebatar niños inmigrantes a sus padres, seguimos profundamente preocupados por el destino de los más de 2,300 niños que ya han sido separados y están en refugios”, declaró la presidenta de la Asociación Americana de Psicología (APA, por su sigla en inglés), Jessica Henderson Daniel, como respuesta a la medida.
Henderson explicó que estos niños han sido traumatizados y para minimizar cualquier daño a su salud mental y física, deben reunirse con sus padres o familiares lo más pronto posible. También recomendó que sean evaluados y atendidos por profesionales de la salud calificados y ofreció ayuda en nombre de la APA para que los reciban tratamiento psicológico mientras estén bajo custodia y después de su liberación.
La medida tomada por Trump deja varios puntos en el aire. Los miles de niños que ya fueron separados no volverán con sus familias de forma inmediata y no se ha especificado cuánto tiempo tardará el proceso de reagrupación, tampoco se sabe cómo procederán con los nuevos casos, cuando el adulto indocumentado deba enfrentar cargos criminales y esté acompañado de un menor.
Los daños pueden ser irreversibles
Así los menores volvieran con sus padres mañana mismo, su salud ya podría estar seriamente afectada. Los niños que experimentan separaciones repentinas en circunstancias atemorizantes o estresantes, “tienen un mayor riesgo de desarrollar enfermedades como ansiedad, depresión, trastornos de estrés postraumático (TEPT) y otros traumas reacciones inducidas”, explicó Karen Dineen Wagner, la presidenta de la Academia Americana de Psiquiatría de Niños y Adolescentes (AACAP), otra organización que fijó su oposición a la política migratoria.
Más allá del tiempo que dure la separación, se debe tener en cuenta que los menores vivieron un impacto fuerte al ser separados de sus padres y que luego se enfrentan a condiciones desfavorables durante su vida bajo custodia. Un audio difundido por ProPublica el 18 de junio da cuenta del trauma que supone para los niños migrantes el momento cuando son alejados de sus familias.
La presidenta de la Academia Americana de Pediatría (AAP, por su sigla en inglés), Colleen Kraft, contó a CNN que visitó un refugio para migrantes cerca de la frontera y, aunque gritaban de miedo o golpeaban con los puños por la frustración, ni a ella ni a los trabajadores del lugar se les permitió tocarlos o consolarlos. "Eso es abuso infantil", dijo.
A lo anterior se suma una denuncia al personal que trabaja en nombre de la Oficina de Reasentamiento de Refugiados (ACF, por su sigla en Inglés) en un hogar en Texas por dar psicotrópicos sistemáticamente a niños migrantes detenidos, sin el consentimiento de sus padres. Según reportó HuffPost, el 16 de abril se hizo una demanda en la corte. De resultar cierta la acusación, sería otro agravio a la salud de los menores que podría dejar secuelas aún no determinadas.
Mucho niños se recuperan rápidamente después de sufrir una experiencia traumática, sin embargo, para otros el trauma interfiere con su desarrollo normal y puede causar daños a largo plazo, incluso si ocurrió cuando eran bebés. El apoyo de los padres es un factor de protección que reduce sustancialmente el riesgo de secuelas adversas para la salud y el desarrollo de los niños; mientras más se prolongue la separación, mayores pueden ser las consecuencias.
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