Demi se acaba de ir del centro donde fue internada después de tener una crisis por intoxicarse con una sustancia.
Luego se supo que la actriz habría inhalado óxido nitroso, un gas que utilizan los dentistas como relajante y que es de alto riesgo si se utiliza fuera de un entorno médico controlado. 
Este gas le habría causado convulsiones, hasta el punto de que los paramédicos estuvieron 30 minutos evaluando la situación, hasta que decidieron llevarla a un hospital.
Pero ese no era el único problema: Demi estaba padeciendo los embates de su tormentoso divorcio, que habrían acentuado también sus trastornos alimenticios.
Ahora, toda su familia, y en especial su hija, confían en que Demi se está recuperando, dado que se ha tomado muy en serio el tratamiento. Su hija, Rumer Willis -fruto de su pareja con Bruce Willis- declaró: "Está totalmente decidida a ponerse mejor. Aún le queda mucho camino que recorrer, pero está mejor. Hay muchos días en los que se siente estupendamente", había contado Rumer a un amigo.
Un cóctel explosivo
El estrés de su carrera, sumado al escandaloso divorcio de Ashton Kutcher, con quien estuvo casada 11 años, habrían empujado a Moore al borde del abismo.
Se la comenzó a ver delgada en exceso y muy demacrada en sus últimas apariciones públicas.
Unas semanas antes de ser internada, la actriz había declarado en una entrevista a un semanario: “Creo que hoy me encuentro en un lugar de mayor aceptación de mi cuerpo, y eso incluye no sólo mi peso, sino todas las cosas que implica el cambio del cuerpo con los años, aunque ahora, mi cuerpo está extremadamente delgado, de una manera que nunca podría imaginar”, contó Demi, quien reconoce tener una relación de amor-odio con su figura.
