¿Te preocupan los pólipos uterinos? Conoce sus señales y cómo enfrentarlos

Los pólipos uterinos o endometriales son un tipo de tumor, provistos de un pedículo o tallo, que crecen en la pared interna del útero.

Afectan aproximadamente al 25% de las mujeres, según estiman los Institutos Nacionales de la Salud (NIH). Aquí te explicamos cuáles son sus tipos, síntomas y tratamientos.

¿Te preocupan los pólipos uterinos? Conoce sus señales y cómo enfrentarlos
Los pólipos uterinos varían en tamaño y cantidad, aunque en la mayoría de los casos son benignos. | Foto: GETTY IMAGES

Puntos clave

  • Los pólipos uterinos o endometriales son un tipo de tumor que crece en la pared interna del útero. Se estima que afectan al 25% de las mujeres.
  • Es imposible prevenir los pólipos uterinos debido a que se desconoce exactamente qué es lo que los causa.
  • Afortunadamente, no es común que generen complicaciones, y los expertos aseguran que el método para extraerlos es sencillo y poco invasivo.

Nuestro cuerpo está compuesto por células que cumplen un ciclo vital, por lo tanto, se encuentran en constante renovación para que las actividades biológicas continúen funcionando correctamente.

Puede ocurrir que nuestro organismo comience a producir células nuevas sin detenerse, mientras que se mantienen con vida aquellas que deben ser reemplazas. Esta acumulación genera lo que conocemos como tumores.

En el caso del endometrio, recubrimiento de la parte interior del útero, el crecimiento excesivo puede crear una especie de tumor llamado pólipo. Este cuenta con un tipo de tallo del que se valen para sujetarse a las paredes uterinas.

Su forma es similar a la de un dedo y su tamaño puede variar entre varios milímetros (no más que un grano de arroz) o varios centímetros (similar o mayor a una pelota de golf).

Además, es posible que crezca uno o varios de ellos. Si bien suelen contenerse en el interior del útero, existen casos en los que se deslizan por su abertura (cuello uterino) y logran llegar hasta la vagina.

Registros recientes encontraron que afectan a un cuarto de las mujeres, sin embargo, son más comunes en aquellas que transitan la menopausia. Los síntomas más comunes de la presencia de pólipos son:

  • Sangrado menstrual que no es regular o predecible.
  • Sangrado menstrual prolongado o abundante.
  • Sangrado entre períodos.
  • Sangrado de la vagina después de la menopausia.
  • Problemas para quedar o mantenerse embarazada (infertilidad).

Ante la aparición de alguna de estas señales, se recomienda consultar con un médico. Para saber si en verdad existen pólipos, el profesional podrá realizar ciertas pruebas:

  • Ultrasonido transvaginal: se usa una sonda, cubierta por un condón y un gel, para examinar el útero, los ovarios, las trompas y el área pélvica. También se puede recurrir a una técnica de ultrasonido tridimensional.
  • Histeroscopia: se visualiza la cavidad uterina mediante una lente.
  • Biopsia endometrial: se extirpa una muestra de tejido del endometrio para ser evaluada.
  • Histerosonograma: técnica mediante la cual se coloca líquido en la cavidad uterina mientras se realiza el ultrasonido.

Por qué aparecen los pólipos

Actualmente, es imposible prevenir los pólipos uterinos debido a que se desconoce exactamente qué es lo que los produce.

Distintas investigaciones coincidieron que su aparición suele darse cuando existe una mayor presencia de estrógeno, una hormona sexual.

Otros factores vinculados con su crecimiento son la obesidad, someterse a terapia hormonal, tener antecedentes familiares de enfermedades como el síndrome de Lynch o Cowden, o tomar Tamoxifeno, un medicamento que se utiliza como terapia complementaria para tratar el cáncer de mama.

En raros casos, los pólipos pueden generar complicaciones, como la dificultad para tener o mantener un embarazo.

Los profesionales aseguran que no hay de qué preocuparse ya que el método para extraerlos es sencillo y poco invasivos.

Además, en la mayoría de los casos los pólipos uterinos no suelen ser cancerosos (son benignos), y, en caso de que sean malignos, el peligro desaparece una vez que se realiza la extracción. Según informan los expertos, la tasa de reaparición tras una operación es muy baja.

Fuentes consultadas: Biblioteca Nacional de Medicina de EE. UU., Clínica Mayo, Oficina de los Institutos Nacionales de Salud para Investigaciones sobre la Salud de la Mujer.

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