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Corazón: superó dos ataques, pero perdió a su hijo

En su oficina de la clínica comunitaria Mary’s Center, en Washington, DC, en donde trabaja en educación especial, Gracia de Paula sonríe con tristeza. Sabe que ella sobrevivió, pero tres de sus más entrañables seres queridos no tuvieron la misma suerte. En mayo del año pasado, su hijo murió de muerte súbita a los 36, a causa de un infarto masivo. Y dos de sus cuatro hermanos también fallecieron por males cardíacos.

Corazones enfermos han jaqueado a su familia durante décadas. “Mi padre murió de un ataque y, a pesar de que siempre supe que vivía en una familia de alto riesgo cardíaco, jamás me sentí amenazada porque siempre fui muy saludable, nunca me hice un chequeo médico”, contó a Univisión Salud.

Corazón: superó dos ataques, pero perdió a su hijo
Paula Andalo

Puntos clave

Sin embargo, el mal que llevaba latente en los genes despertó en septiembre de 2007 cuando estaba dando una clase y sintió un terrible dolor en el pecho. “Pensé que era algo digestivo y me compré una bebida gaseosa”, recordó. “Pero la opresión en el pecho era tan fuerte que tuve que suspender la clase”.

De Paula admitió que nunca conectó dolor con corazón. Sin embargo, se dio cuenta que la cosa se estaba poniendo fea cuando la mano se le empezó a adormecer y comenzó a sentir náuseas. “Llamé a un médico amigo y me dijo ‘marca ya el 911, estás teniendo un ataque cardíaco’”.

Estuvo ocho días internada en un hospital de Silver Spring, Maryland: tenía la presión alta en 220 y el colesterol por las nubes. Y, confesó, nunca había sentido nada. “No es casual que a estos males se los conozca como los asesinos silenciosos”, reflexionó.

La mujer nacida en Río de Janeiro, que llegó al país a los 18 años, hoy en día no puede creer la negación en la que había vivido. Actitud que la llevó a cometer, dos años después del primer ataque, un error que pudo resultarle fatal. “En el verano de 2009 estaba tomando pastillas para la presión y se me acabaron. Y por no tener tiempo de ir a la farmacia para pedir un ‘refill’ simplemente dejé de tomarlas”.

A los 3 meses de abandonar la medicación, apareció de nuevo el dolor, que se manifestó en la nuca, no en el pecho. “Comencé a tener una feroz taquicardia, a sentir los brazos dormidos”, recordó. Y de nuevo el 911, la internación de urgencia. Diagnóstico: un segundo ataque cardíaco.

Pero esta vez, De Paula dijo basta. Comenzó a hacer ejercicio, cambió por completo sus hábitos de comida y nunca más dejó de tomar su pastilla de la presión.

Qué aconseja esta voz autorizada a otras mujeres:

  • Hagan ejercicio. Si no tienen tiempo, caminen. La actividad física es esencial para mantener alejados a los problemas cardíacos.
  • Coman sano. Hay comidas riquísimas y que ayudan a una dieta saludable. Cocinen sano.
  • Si toman medicación, nunca la suspendan, los médicos dicen que es lo peor que puede hacerse.
  • Y siempre háganse un exámen médico anual. A veces sufrimos de afecciones sin darnos cuenta porque no hay síntomas. Por eso es importante el chequeo: para descubrirlas antes que sea tarde.

Gracia de Paula agregó que las mujeres deben entender que sí se enferman del corazón, y en especial las hispanas: en Estados Unidos, el 52 por ciento de las latinas adultas no hace ninguna actividad física, indica el Instituto Nacional del Corazón, Pulmón y Sangre. Según la American Heart Association, el 90 por ciento de las mujeres tienen al menos un factor de riesgo de mal cardíaco.

Sin embargo, cumpliendo con los requisitos de una vida sana, se puede bajar este riesgo hasta en un 82 por ciento. Gracia de Paula se alegra de haber tomado decisiones saludables, para bajar su propio riesgo y quedar fuera de la estadística.

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