Usan drones para repartir condones

La idea surgió en una reunión de expertos en salud pública en 2014, y pareció de ciencia ficción. Sin embargo, el Fondo de las Naciones Unidas para la Población (FNUP), el gobierno holandés y empresas privadas se aliaron para hacer realidad la iniciativa de mejorar el acceso a métodos ancticonceptivos y suministros médicos para las mujeres en las áreas más difíciles de acceder de África. 

Según estima la Organización Mundial de la Salud (OMS), cerca de 225 millones de mujeres en los países en desarrollo querrían esperar para quedar embarazadas, pero no pueden hacerlo por falta de acceso a métodos seguros de contracepción, como píldores, preservativos o condones femeninos.

Usan drones para repartir condones
Getty Images | Foto: GETTY IMAGES

En esa región de África, sólo el 20 por ciento de las mujeres utilizan algunos de estos métodos.

La iniciativa cobró formo real en noviembre de 2015, cuando un dron de 50 pulgadas de largo aterrizó en una zona rural de Ghana con una caja de 4,5 libras que contenía condones, píldoras anticonceptivas, y drogas que se usan en caso de hemorrogia durante el parto como la oxitocina, que pueden salvar vidas.

Originalmente desarrollados a principios del siglo XXI como armas de guerra y espionaje, la comunidad científica comprendió rápido que el dron —básicamente un robot con un gps que permite dirigirlo de manera remota— podía formar parte de la vida cotidiana de las personas.

En el caso de la salud pública, ahora el dron puede jugar un rol crítico. El dron puede alcanzar hasta 60 millas por hora, y lo maneja un piloto virtual que lo direcciona hasta el lugar en donde el trabajador de salud espera los suministros, para llevarlos al centro de salud local.

La entrega se resuelve en poco tiempo, un proceso que en camioneta o bicicleta llevaría hasta un día.

Según explicó el doctor Renee Van de Weerdt, consejero técnico de la FNUP, los drones tienen un enorme potencial ya que son realmente "todo terreno".

Malawi y Rwanda están realizando entregas a través de drones de, por ejemplo, muestras de sangre de niños para ser testeadas para VIH.

El proyecto, que está en su etapa de pruebas piloto, también tiene sus críticos. Hay quienes consideran que las barreras culturales y religiosas juegan un papel central en el uso, o no, de métodos anticonceptivos, por lo cual el envío de suministros debe realizarse en sintonía con campañas de educación sexual y de salud.

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