La mutilación genital femenina (MGF) no es habitual en EE.UU., sin embargo, hay 513,000 mujeres y niñas en riesgo de ser sometidas a una MGF o padecer sus consecuencias, según halló un relevamiento de los CDC que comprende hasta el año 2012.
Esa cifra es más de tres veces mayor que la última estimación de 1990, cuando se pensaba que 168,000 niñas y mujeres estaban en situación de riesgo, de acuerdo con el informe de los CDC.
La MGF es más común en África, (Foto: Campaña en Nairobi/2004) así como el sur de Asia y Medio Oriente, pero el aumento de inmigrantes desde esos lugares originó un incremento de esta práctica en mujeres en el país, donde es ilegal.
El informe federal señala que "El aumento es el resultado de un rápido crecimiento en el número de inmigrantes de países que practican la MGF y que ahora viven en Estados Unidos”. Muchas familias mantienen la tradición y mutilan a las mujeres según la costumbre de su lugar de origen.
Las inmigrantes procedentes de Egipto, Etiopía y Somalia, tienen el mayor riesgo de ser víctimas de una MGF.
Una violación a los derechos de las mujeres
La mutilación genital femenina (MGF) comprende todos los procedimientos que, de forma intencional y por motivos no médicos, alteran o lesionan los órganos genitales femeninos, según definiciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Es una violación de los derechos humanos de las mujeres y niñas que no aporta ningún beneficio a la salud, al contrario, puede producir un gran daño.
En la actualidad, unas 140 millones de mujeres y niñas sufren las consecuencias de la MGF, y se calcula que en África hay 92 millones de mujeres que han sido objeto de la práctica. En la mayoría de los casos, se llevan a cabo en la infancia, en algún momento entre la lactancia y los 15 años, informa la OMS.
“La MGF refleja una desigualdad entre los sexos muy arraigada, y constituye una forma extrema de discriminación de la mujer. Constituye una violación de los derechos del niño y viola los derechos a la salud, la seguridad y la integridad física, el derecho a no ser sometido a torturas y tratos crueles, inhumanos o degradantes, y el derecho a la vida en los casos en que el procedimiento acaba produciendo la muerte”, según la UNICEF.
Todas las formas de mutilación genital femenina pueden causar hemorragia y dolor inmediato, y se asocian con riesgos de infección, con las complicaciones obstétricas y con mayor riesgo de muerte perinatal, según la citada fuente.
Los problemas sexuales son también más comunes en las mujeres que han sido sometidas a una MGF: hay una probabilidad 1,5 veces mayor de que sufran de dolor durante las relaciones sexuales y experimenten considerablemente menos satisfacción sexual, y es 2 veces más probable que enfrenten falta de deseo sexual.