Tener una herida anal puede causar un dolor tan intenso que hasta te salgan lágrimas y cada ida al baño puede ser una verdadera tortura. Aunque en el momento se sienta casi como una catástrofe, es un problema con soluciones sencillas.
La Sociedad Americana de Cirujanos de Colon y Recto (ASCRS, por su sigla en inglés), describe las heridas o fisuras en el ano como una pequeña lágrima de forma ovalada en la piel que recubre la abertura del ano. Generalmente causan dolor intenso y sangrado cuando hay movimientos intestinales.
Cuando hay una herida en esta región se siente dolor intenso durante y especialmente después de una evacuación, y este puede durar desde varios minutos hasta horas; también puede haber picazón. Los afectados pueden notar sangre en el papel higiénico o en las heces.
Una herida anal puede puede ocurrir a cualquier edad y a cualquier género. La ASCRS aclara que las heridas anales no son lo mismo que las hemorroides y se suelen confundir porque ambas producen dolor y sangrado.
El cirujano colorrectal de Cleveland Clinic Massarat Zutshi explica que para aliviar estas heridas se debe comenzar haciendo un tratamiento conservador con remedios caseros. Por ejemplo, en casa puedes tomar un “baño de asiento”: sumergirse en agua tibia varias veces al día. Esto puede traer un gran alivio, pues ayuda a relajar los músculos de la región y facilita las evacuaciones y la cura de la fisura.
Un médico puede recetarte algún ungüento que relaje los músculos anales para que la herida pueda sanar, sin que haya espasmos. También se suele indicar una crema con un agente adormecedor como la lidocaína, pero esta alternativa puede aumentar el ardor y la irritación.
De acuerdo a la ASCRS, cuando una herida no responde al tratamiento conservador, ser reexaminada: los movimientos intestinales persistentes, las cicatrices o los espasmos del músculo anal pueden estar impidiendo que sane y, de ser así, se deben tomar las medidas necesarias. También hay que descartar una condición médica como la enfermedad de Crohn, infecciones o tumores anales.
Para el doctor Zutshi la mejor opción es la que se adapta a las necesidades individuales. “Por ejemplo, una esfinterotomía tiene un ligero riesgo de causar problemas de control intestinal a largo plazo, por lo que puede no ser recomendable para las personas que ya tienen esos problemas, especialmente las mujeres. Lo mismo ocurre con las personas con enfermedad de Crohn o VIH, dos grupos con un mayor riesgo de fisuras anales. Para estas poblaciones, Botox puede ser una mejor opción si se requiere cirugía”, explica.
La prevención es la clave
Evitar que ocurre una lesión anal es parte del tratamiento. Para ellos es vital reducir los factores de riesgo.
La Clínica Mayo enumera entre los factores de riesgo el estreñimiento (por el esfuerzo que se hace y el paso de heces duras, la diarrea, el parto (pueden ocurrir desgarros), la Enfermedad de Crohn (el revestimiento del canal anal se hace más vulnerable), el coito ana y la edad (las fisuras son más comunes en bebés y adultos de mediana edad).
Para prevenir las heridas anales, puedes tomar medidas bastante sencillas
- Come alimentos ricos en fibra para facilitar el movimiento intestinal.
- Bebe mucha agua, así evitarás el estreñimiento.
- Haz ejercicio de forma regular para evitar tener que esforzarse durante las evacuaciones.
- Si hay estreñimiento, toma un ablandador de heces de venta libre para evitar movimientos intestinales duros y secos que causen desgarros.
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