Tener un ojo irritado se tiende a asociar a conjuntivitis y se aplican gotas que no lo van a sanar: esa molestia que te hace llorar puede ser una úlcera. Sí, en la córnea también se presentan ulceraciones y, en ocasiones, las consecuencias son irreversibles.
La córnea, ese tejido transparente que recubre la parte delantera del ojo, puede ser el lugar perfecto para que le alojen virus. Estos indeseables inquilinos pueden causar infecciones que luego empeoren y se transformen en úlceras.
Esta afección se llama queratitis y puede ser de tres tipos: acanthamoeba, micótica y herpética. Esta última es una infección vírica grave y, por ser la más peligrosa de las tres, la detallaremos a continuación.
Cuando hay queratitis herpética, los síntomas son mucho más que una simple irritación. Causa dolor, enrojecimiento, lagrimeo, secreción y sensibilidad a la luz y, de acuerdo a la zona de la córnea donde aparezca, altera la visión (además de la córnea, el herpes es capaz de infectar los párpados y la conjuntiva).
La Academia Americana de Oftalmología (AAO, por su sigla en inglés) explica que la infección es causada por el virus del herpes simple. Hay dos tipos principales de este virus: el tipo I, el más común, que es la causa del herpes labial y puede aparecer en la cara; y el tipo II, que origina el herpes genital y es de transmisión sexual.
¿Cómo llega un herpes a la córnea?
Seguramente te estarás preguntando cuál de estos virus es el que puede llegar a tus ojos y cómo es que lo logra. Ambos pueden propagarse a las córneas, pero es el tipo I el que afecta con más frecuencia a los ojos. Por ser tan contagioso, la infección se transfiere si tocas una lesión activa, como un herpes labial, y rozas tus ojos luego. Sin embargo, hay otras posibles causas.
Se estima que el 90% de la población está expuesta al herpes simple, especialmente, en la infancia, según la AAO. Después de tener una primera infección, el virus se queda viviendo en las células nerviosas de la piel o de los ojos y permanece en estado latente; y así podría quedarse por años, a menos que algún factor lo active.
El estrés, el exceso de sol, las fiebres altas, un golpe en el cuerpo o una cirugía, el período menstrual, algunos medicamentos o cualquier afección que debilite el sistema inmune pueden reactivar el virus. La infección incluso puede hacerse recurrente.
Es muy importante consultar a un oftalmólogo apenas notes los síntomas y antes de iniciar cualquier tratamiento, debido a que algunos medicamentos o gotas para los ojos pueden empeorar la infección.
¿Qué se puede esperar?
Muchas personas se recuperan por completo de la queratitis y solamente presentan un cambio menor en la visión. Sin embargo, en la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos explican que una úlcera en la córnea puede causar daño a largo plazo y afectar la visión considerablemente, llevar a la pérdida del ojo (aunque no es lo más común) y dejar cicatrices (que también podrían alterar la visión).
La dificultad de tratar este virus es que no existe una cura definitiva para el herpes. Un especialista puede indicar medicamentos que podrán fin a la infección, pero, al seguir el virus en el cuerpo, es posible que se necesiten tratamientos indefinidamente, si la afección es crónica.
La buena noticia es que, a finales de 2017 se presentó un nuevo fármaco que puede impedir la recurrencia. La vacuna se llama Zostavax, previene más del 90% de las infecciones en adultos mayores de 50 años y fue aprobada por la Administración de Alimento y Medicamentos (FDA, por su sigla en inglés). Además, la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York está llevando a cabo un ensayo clínico en 60 centros de salud de Estados Unidos para determinar si la dosis que se usa para tratar el herpes simple, puede prevenir eficazmente las complicaciones del herpes zoster oftálmico.
Mientras se llega a terapias más efectivas, puedes tomar medidas para prevenir los brotes recurrentes de queratitis herpética. Si tienes un herpes labial, no te toques lo ojos. Trata de evitar el uso de gotas con esteroides (incrementan el virus), a menos que también estés tomando un antiviral. No uses lentes de contacto, si tienes infecciones. Y, si sientes algún síntoma, ve de inmediato al oftalmólogo.
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