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Una de cada tres sobrevivientes a un cáncer sufre un linfedema

JUEVES, 10 de marzo de 2022 (HealthDay News) -- Tras sobrevivir a un cáncer, muchas mujeres mayores sufren una hinchazón en las piernas que interfiere con su vida cotidiana, encuentra un estudio reciente.

Alrededor de un tercio de las mujeres mayores desarrollan esta afección crónica, llamada linfedema, tras el tratamiento para un cáncer de colon, de útero o de ovario, según el estudio.

Una de cada tres sobrevivientes a un cáncer sufre un linfedema

"Las sobrevivientes mayores al cáncer que experimentan linfedema en las extremidades inferiores tienen un riesgo de reducciones en el funcionamiento físico y en la capacidad de realizar las actividades de la vida diaria", señaló la investigadora sénior, Electra Paskett, profesora de investigación en cáncer de la Universidad Estatal de Ohio, en Columbus.

La afección puede afectar a la calidad de vida de las sobrevivientes al cáncer, y tiene implicaciones respecto a las tasas generales de mortalidad, añadió Paskett.

El linfedema es una afección crónica que provoca hinchazón, pesadez, dolor, incomodidad y una reducción de la movilidad de las piernas y los brazos. Es un efecto secundario común del tratamiento para el cáncer.

El trastorno afecta a la capacidad de una persona de caminar o estar de pie durante periodos prolongados, o de levantar objetos pesados. También puede provocar infecciones persistentes en los brazos, las caderas o las piernas que, en los casos graves, pueden resultar en la pérdida de una extremidad.

La Dra. Susan Maltser, directora de rehabilitación oncológica de Northwell Health en New Hyde Park, Nueva York, comentó que el linfedema puede suceder cuando algunos tratamientos para el cáncer alteran al sistema linfático del cuerpo, que ayuda a mantener los niveles de los fluidos en el cuerpo.

"Cuando un paciente se somete a una cirugía para el cáncer, con frecuencia se extirpan los nódulos linfáticos para prevenir la propagación del cáncer", apuntó Maltser. "Además, muchos pacientes reciben radioterapia, que se puede dirigir también a los ganglios linfáticos".

Cuando los ganglios linfáticos se extirpan o son afectados por la radioterapia, esto crea una acumulación de fluido linfático, lo que provoca hinchazón, comentó Maltser, que no participó en el estudio.

Los hombres también pueden desarrollar linfedema tras el tratamiento para el cáncer, añadió.

La detección y el tratamiento tempranos son esenciales para gestionar el linfedema.

Paskett sugirió que "los sobrevivientes al cáncer de más edad deben recibir pruebas del linfedema en las extremidades bajas, y si hay hinchazón, deben ser remitidos con rapidez a la fisioterapia para el tratamiento y el impacto en el funcionamiento físico".

En el estudio, su equipo recolectó datos sobre 900 mujeres postmenopáusicas, con una edad promedio de 79 años, que tuvieron cáncer de endometrio, colon u ovario. En promedio, su cáncer se había diagnosticado nueve años antes.

En comparación con las mujeres que no sufrieron linfedema en las piernas, las que sí lo sufrieron reportaron un deterioro significativo en la función física, encontraron los investigadores.

Este deterioro afectó mucho a las sobrevivientes al cáncer de colon afectadas. Entre ellas, casi un 22 por ciento tuvieron un debilitamiento significativo en la función física, y necesitaban ayuda con las actividades diarias, como caminar, estar de pie durante periodos largos, o levantar objetos pesados.

El riesgo fue más bajo entre las sobrevivientes al cáncer de endometrio u ovario.

Maltser señaló que el tratamiento para el linfedema consta de dos partes, y lo mejor es que lo suministre un terapeuta certificado en linfedema, en general un fisioterapeuta o un terapeuta ocupacional.

"La primera parte es un masaje especializado a lo largo de unos tractos linfáticos muy específicos, para sacar el fluido linfático del brazo o pierna afectados a través del cuerpo", explicó.

La segunda parte es la compresión. "Si alguien tiene linfedema en el brazo, aplicamos una manga de compresión. Si tienen linfedema en la pierna, se usa una media de compresión. Si es en la ingle, se aplican pantalones cortos de compresión", aclaró Maltser.

Lamentablemente, añadió, Medicare (el programa federal de seguro para las personas mayores de EE. UU.) no cubre esta ropa de compresión.

"No cubre las mangas y las medias que los pacientes tienen que usar de por vida", dijo Maltser. "Es muy difícil para los pacientes de comunidades marginadas, que no pueden permitirse estas ropas tan caras".

Como el tratamiento tiene su mayor efectividad cuando comienza pronto, instó a los pacientes a estar atentos a las señales tempranas del linfedema, que incluyen hinchazón, pero también pesadez, dolor y una sensación de incomodidad en la extremidad afectada.

Maltser observó que los médicos deben informar a sus pacientes sobre el potencial de desarrollar linfedema antes del tratamiento para el cáncer.

"No queremos que los pacientes esperen hasta que el brazo o la pierna se infle y se hinche para informar al paciente. Queremos que se eduque a los pacientes antes de que se sometan a cirugía".

El linfedema se puede gestionar, pero nunca desaparece. "Pero podemos llegar a un punto en que es casi como si no lo tuvieran", añadió Maltser.

La investigación se publicó en la edición en línea del 9 de marzo de la revista JAMA Network Open.

Más información

Aprenda más sobre el linfedema en el Instituto Nacional del Cáncer de EE. UU.

Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com

FUENTES: Electra Paskett, PhD, professor, cancer research, Ohio State University, Columbus; Susan Maltser, DO, director, cancer rehabilitation, Northwell Health, New Hyde Park, N.Y.; JAMA Network Open, March 9, 2022, online

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