Un poco de alcohol podría ayudar al corazón, y los científicos creen saber por qué

MARTES, 13 de junio de 2023 (HealthDay News) -- Muchos estudios han sugerido que un consumo ligero de alcohol puede hacerle bien al corazón, y ahora, unos investigadores piensan que encontraron un motivo: ayuda al cerebro a relajarse.

No es un secreto que muchas personas se sirven una copa como forma de relajarse y liberarse del estrés del día. Y la investigación sugiere que no se trata de un efecto placebo. A corto plazo, el alcohol tiene un efecto calmante en la amígdala, un área del cerebro que procesa las amenazas potenciales en nuestro ambiente.

Un poco de alcohol podría ayudar al corazón, y los científicos creen saber por qué

Ahora, el nuevo estudio muestra que la actividad en la amígdala está habitualmente reducida en las personas que beben alcohol de forma moderada, en comparación con las abstemias. Y esto pareció explicar, en parte, sus riesgos más bajos de afecciones cardiovasculares, como el ataque cardiaco y el accidente cerebrovascular (ACV).

Los hallazgos, que se publicaron en la edición de junio de 2023 de la revista Journal of the American College of Cardiology, amplían la gran cantidad de evidencias que conectan un consumo moderado de alcohol con un riesgo cardiaco más bajo.

En general, "moderado" se define como no más de una copa de alcohol al día para las mujeres, y no más de dos al día para los hombres.

Pero nadie sugiere que las personas beban alcohol por el bien de su salud cardiaca, enfatizaron los expertos.

En primer lugar, está claro que el alcohol puede conllevar daños. Hay un potencial de abuso y dependencia, y se sabe que el consumo excesivo de alcohol es nocivo, también para el cerebro. Incluso un consumo moderado de alcohol puede conllevar riesgos para la salud, entre ellos unas probabilidades más altas de desarrollar ciertos tipos de cáncer.

"No hay un nivel 'seguro' de consumo de alcohol", señaló el investigador sénior, el Dr. Ahmed Tawakol, codirector del Centro de Investigación con Imágenes Vasculares del Hospital General de Massachusetts.

Tawakol afirmó que el alcohol no es el tema de investigación que le interesa. Más bien, él y sus colegas deseaban indagar los motivos de que un consumo entre ligero y moderado de alcohol se vincule con unos riesgos cardiovasculares más bajos.

Entonces, quizá sea posible encontrar otras formas de imitar los beneficios, sin los riesgos, anotó.

El equipo de Tawakol comenzó con los datos de más de 50,000 adultos inscritos en un gran proyecto de investigación sobre la salud. Encontraron, como muchos estudios anteriores, que las personas que consumían un nivel entre ligero y moderado de alcohol tenía un riesgo más bajo de "eventos" cardiovasculares importantes, entre ellos ataques cardiacos y ACV.

En comparación con los abstemios, tuvieron un riego un 22 por ciento más bajo de sufrir estos problemas a lo largo de tres años. Esto fue después de que los investigadores incluyeran otras influencias, como los hábitos de fumar y de ejercicio, las afecciones médicas, el nivel educativo y los ingresos de las personas.

Luego, los investigadores se enfocaron en un subconjunto de 754 participantes que se sometieron a TEP/TC cerebrales por motivos médicos. Deseaban ver si los hábitos de consumo de alcohol reportados por estos participantes se correlacionaban con diferencias en la señalización del estrés en el cerebro.

La respuesta fue que sí. En promedio, las personas con un consumo de ligero a moderado de alcohol mostraban una reducción en la señalización en la amígdala, en comparación con las personas que se abstenían o que bebían en raras ocasiones.

Esta diferencia cerebral, encontraron los investigadores, explicó parte de la reducción en los riesgos cardiovasculares entre los que tenían un consumo más ligero de alcohol.

Las personas sí necesitan una amígdala alerta para tener respuestas adecuadas a las amenazas del ambiente. Pero cuando presenta una actividad excesiva crónica, explicaron los investigadores, puede cobrarse un precio en el sistema cardiovascular, al elevar la presión arterial y fomentar la inflamación en los vasos sanguíneos, por ejemplo.

Nadie recomendaría que las personas utilicen el alcohol para calmar su amígdala, apuntó el Dr. Andrew Freeman, director de prevención y bienestar cardiovasculares de National Jewish Health, en Denver.

"Lo interesante de este estudio es que apunta a la importancia de la reducción del estrés", planteó Freeman, que no participó en la investigación. "¿Se pueden replicar [estos hallazgos] con algo que no provoque los daños del alcohol?".

Freeman dijo que sospecha que es muy posible, a través de, por ejemplo, prácticas de mindfulness o ejercicio físico.

Tawakol sospecha lo mismo. De hecho, comentó, él y sus colegas estudian ahora los efectos del ejercicio físico y la reducción del estrés basada en mindfulness.

Tawakol apuntó que, por ahora, espera que las personas puedan quedarse con un par de mensajes básicos: la "conexión entre cerebro y corazón" es importante, y también es importante contar con formas saludables de gestionar los factores estresantes de la vida.

Freeman se mostró de acuerdo, y dijo que las personas deben recurrir al método en particular que les funcione mejor y que sea sostenible.

"No todo el mundo desea meditar", aclaró Freeman. "Las personas deben encontrar su propio camino".

Más información

La Asociación Americana del Corazón (American Heart Association) ofrece consejos para gestionar el estrés.

Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com

FUENTES: Ahmed Tawakol, MD, co-director, Cardiovascular Imaging Research Center, Massachusetts General Hospital, and associate professor, medicine, Harvard Medical School, Boston; Andrew Freeman, MD, director, cardiovascular prevention and wellness, and associate professor, National Jewish Health, Denver; Journal of the American College of Cardiology, June 2023, online

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