Es obvio que no son las sales de baño que uno pondría en la tina, aunque su etiqueta diga que ése es el producto. Los consumidores saben que ese es un nombre falso.
La nueva droga ya ha estado vinculada a numerosas consultas en las salas de emergencias y cientos de llamadas a centros de control de envenenamiento en Estados Unidos.
Puntos clave
En 2011 se registraron más de 10,600 casos de intoxicación por drogas comercializadas como sales de baño, 18 veces más que en 2010. Y en octubre de ese mismo año, las sales de baño y sus productos relacionados fueron puestos en el Anexo 1 de la Ley de Sustancias Controladas de Estados Unidos, lo que implica que el producto no tiene un uso legítimo o seguro, y que se trata en realidad, de una sustancia altamente adictiva.
La Drug Enforcement Agency (DEA), que emitió la prohibición en octubre de 2011, ha calificado a las "bath salts" (sales de baño) como drogas altamente peligrosas.
El Colegio Americano de Médicos de Emergencia (ACEP) informó en un comunicado que en los últimos años ha habido un aumento dramático en los casos de intoxicación por drogas sintéticas vendidas bajo la forma de sales de baño o incienso.
En 2012, el panorama es preocupante porque el consumo de esta sustancia sigue creciendo. La doctora Nora Volkow, directora del Instituto Nacional de Abuso de Drogas en Estados Unidos, describió a las sales de baño como un “producto emergente y peligroso”, y advirtió a los padres, docentes y al público en general, estar atentos y conscientes del peligro potencial asociado con estas drogas.
Las sales de baño, que en el mercado se venden como sustitutos de cocaína o LSD sintético, contienen químicos similares a las anfetaminas, según un reporte de 2011 del Instituto Nacional de Abuso de Drogas de Estados Unidos y son mencionadas como una “droga de diseño de la clase fenetilamina” por la DEA.
Algunos de los nombres bajo los cuales se venden estas sales son, entre otros: Bloom, Blue Silk, Hurricane Charlie, Ocean Snow, Scarface, Radox, Vanilla Sky y Zoom.
Cuando los componentes llegan al cerebro, los efectos incluyen sentimientos de empatía, estimulación, atención, euforia, exaltación sensorial y alucinaciones. Otros efectos reportados incluyen sudoración y fuerza extrema.
Y la lista de síntomas es larga: también causan dolor en el pecho, presión arterial alta, náuseas, arritmia, hipotermina, e incluso paranoia y psicosis, u otros estados alterados que puedan llevar al individuo a causar daño a los demás o a sí mismo.
En caso de ser inyectadas, este tipo de drogas pueden provocar además destrucción muscular: a mediados de enero del 2012, se presentó el primer caso de fascitis necrotizante relacionado con "sales de baño" en una mujer de 34 años.