La ciencia médica a veces llega a diagnósticos por los caminos más asombrosos. Tal es el caso de la pequeña de Bolivia que reía sin parar. A sus padres les habían dicho cosas absurdas sobre su comportamiento, incluso que estaba endemoniada.
Pero a un médico le llamó la atención su caso y al examinarla, pidió que le hicieran unos estudios. Los escáneres cerebrales descubrieron la presencia de un hamartoma, “un pequeño tumor benigno que estaba presionando contra los lóbulos temporales de su cerebro", dijo el Dr. José Burgos Liders Zuleta, del Advanced Medical Centre, en un comunicado.
Las crisis gelásticas, el nombre médico de los ataques de risa, se debían a la presencia del tumor, explicó el Dr. Burgos Liders Zuleta.
Después de localizarlo exactamente, los médicos lo extirparon, ahora la niña ya está sana y sólo ríe en situaciones normales.
“Las convulsiones gelásticas son una forma de epilepsia rara y no convulsiva”, dijo a Live Science el Dr. Moshe Solomon, del Albert Einstein College of Medicine en Nueva York. "No hay felicidad en esto. Algunos niños pueden estar muy asustados y aún así reírse a carcajadas", agregó.
Las convulsiones gelásticas son principalmente causadas por tumores en el hipotálamo, especialmente en los niños, aunque pueden ser originadas también por tumores en otras partes del cerebro, dijo Moshe. “Aunque la risa es el síntoma principal, algunos pacientes también pueden tener arrebatos de llanto. Estos tumores pueden causar anomalías en el crecimiento si afectan a la glándula pituitaria”, explicó.
Los médicos que atendieron a la niña dijeron que ese caso tiene que servir para que los médicos de Latinoamérica estén más atentos a los diagnósticos médicos en niños, basados en comportamientos raros o en cambios de conducta.
Otra enfermedad de la risa
Existe otra rara condición genética que hace parecer a alguien siempre feliz, se llama enfermedad de Angelman, un desorden cercano al autismo, que dibuja una sonrisa permanente en la cara de quien la padece.
Los errores genéticos en el cromosoma 15 causan el síndrome de Angelman, que comparte síntomas de conducta con el autismo, y se da hasta en un 4% de los autistas. Tiene una incidencia estimada de un caso cada 30,000 nacimientos, según la Biblioteca Nacional de Medicina.
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