Maddie Farrell, de cuatro años, sufrió un ataque cerebral diez días antes de nacer; según los especialistas, este problema había afectado casi la mitad del cerebro de la niña causando daños irreparables.
"Cuando nos lo dijeron, yo no podía creerlo: siempre pensé que los ataques cerebrales sólo afectaban a la gente mayor", comentó en una entrevista Lisa Farrell, madre de Maddie.
Puntos clave
- Una beba sufrió un ataque cerebral 10 días antes de nacer, pero se ha recuperado.
- ¿En qué consiste un ataque cerebral?
- Consejos para llevar un embarazo saludable.
De acuerdo con el Dr. Andy Shennan, ginecobstetra de la fundación Tommy's, en Inglaterra, "los ataques cerebrales fetales se dan cuando existe una hemorragia en el cerebro del bebé, o cuando el flujo de sangre a este órgano se ve interrumpido".
El especialista comenta, además, que los ataques cerebrales suelen suceder en tres de cada 1,000 bebés. "En la mayoría de los casos, los niños mueren, y si sobreviven suelen presentar daño cerebral", destaca.
Maddie estuvo internada durante cinco semanas y media en el Hospital Infantil Alder Hey de Liverpool, Inglaterra, y cuando fue dada de alta, los especialistas advirtieron a sus padres que no podría tener un desarrollo normal.
"Nos dijeron que había sido difícil que sobreviviera, y que no iba a poder caminar ni podría comunicarse", comenta la señora Farrell.
La familia Farrell ya había considerado comprar una silla de ruedas y contratar a alguien para que cuidara de Maddie durante tiempo completo, cuando empezaron a suceder los milagros.
"Durante los primeros meses, Maddie nunca dio ninguna señal de esperanza: no balbuceaba, ni mostraba interés por las cosas; sin embargo, a los siete meses, logró sentarse sola. Fue un milagro; era algo muy simple, pero significaba tanto para nosotros", comenta la señora Farrell.
Pero el desarrollo de Maddie no terminó ahí: a los 10 meses logró dar sus primeros pasos, y a los dos años ya pronunciaba sus primeras palabras.
"Un caso como el Maddie no es nada común, no obstante tampoco se trata de algo imposible", explica el Dr. Shennan.
Según el especialista, esta pequeña habría aprendido a utilizar la parte sana de su cerebro para llevar a cabo los procesos necesarios para hablar y caminar.
"Al crecer el cerebro se especializa, haciendo que cada parte se encargue de una función determinada; sin embargo, en el caso de Maddie, el cerebro de la pequeña, al ser joven, pudo adaptar diversas zonas para realizar varias tareas diferentes", comenta el Dr. Shennan.
Maddie Farrell, aquella niña de la que una vez se pensó que no podría caminar ni hablar, ahora está por entrar a su primer año de escuela.
"Ella podrá correr por los patios de la escuela y aprender cosas. Verla ahora y pensar en todo lo que le ha pasado es algo que me llena de orgullo", comenta la señora Farrell.