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La crisis de mortalidad materna de EE. UU. afecta a las mujeres negras con la mayor dureza

LUNES, 23 de marzo de 2022 (HealthDay News) -- Roe contra Wade está pendiente de un hilo, casi la mitad de todos los estados estadounidenses están listos para en esencia prohibir el aborto si la opinión de la Corte Suprema se ratifica, y las realidades de dar a luz en este país se están escudriñando, con buen motivo.

"Hoy, [EE. UU.] se considera como el país desarrollado más peligroso del mundo en el cual dar a luz", lamentó Stacey Stewart, presidenta y directora ejecutiva de March of Dimes.

La crisis de mortalidad materna de EE. UU. afecta a las mujeres negras con la mayor dureza

"En EE. UU., nuestras tasas de mortalidad materna en realidad se han duplicado en los últimos 30 años, mientras que en todos los demás países industrializados las tasas de mortalidad materna han estado en declive", comentó Stewart en una entrevista de HealthDay Now.

También hay unas disparidades flagrantes. Las mujeres negras son tres veces más propensas a morir por causas vinculadas con el embarazo que las mujeres blancas, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU.

"Somos únicos", señaló Stewart, y anotó que Estados Unidos está en la posición de "realmente fallarle a muchas madres y bebés, sobre todo a las madres y a los bebés de color".

Los CDC estiman que alrededor de un 60 por ciento de las muertes maternas son prevenibles, pero no suficientes mujeres reciben la atención médica integral que necesitan. El acceso a la calidad de la atención a lo largo del embarazo (desde la concepción hasta el parto y durante un buen tiempo en el periodo postparto) tiene un rol fundamental en la mortalidad materna.

Reducir las muertes maternas requerirá ampliar el acceso a la atención materna de rutina, para garantizar que las señales de una complicación se puedan detectar y tratar con rapidez, y que las afecciones subyacentes se puedan monitorizar de cerca.

Una atención de maternidad escasa

Según March of Dimes, alrededor de 7 millones de mujeres de 15 a 44 años no pueden obtener atención de maternidad en su área, o tienen unas opciones peligrosamente escasas. De esos 7 millones de mujeres, más de 1 de cada 3 son mujeres de color. "Sabemos que en un 54 por ciento de todos los condados del país, hay entre poco y ningún acceso a la atención obstétrica", apuntó Stewart.

Muchas mujeres sienten esta negligencia. En una encuesta realizada por Harris Poll, en asociación con HealthDay, un 76 por ciento de las mujeres se mostraron fuertemente o algo de acuerdo en que no hay suficiente foco en la atención de la salud de las madres tras el embarazo, y un 71 por ciento están fuertemente o algo de acuerdo con que parece que, una vez nace el bebé, las madres son olvidadas.

Otros factores contribuyentes incluyen brechas en la cobertura del seguro, que dejan a las madres sin atención prenatal o postparto, y unas tasas altas de afecciones preexistentes. Ofrecer a las mujeres opciones para prevenir los embarazos no deseados se asocia con unas tasas más bajas de mortalidad materna, lo que se añade a las preocupaciones de que revertir Roe contra Wade pudiera tener unas letales implicaciones para las madres. Los estados con unas leyes restrictivas sobre el aborto ya tienden a tener unas tasas más altas de mortalidad materna.

Todas estas fuerzas afectan de forma desproporcionada a las mujeres de color, pero las mujeres negras se enfrentan a unas amenazas adicionales, más sistémicas. "El 80 por ciento de nuestra salud en realidad se ve determinada por el lugar donde vivimos, si tenemos o no acceso a una vivienda segura y decente, a una buena nutrición, acceso a una buena atención y todas esas cosas", apuntó Stewart.

La Dra. Chereena Walker, de 33 años, una hospitalista de Kansas City, Missouri, y madre de dos hijos, tiene una experiencia con la que muchas mujeres de color pueden sentirse identificadas: a pesar de su posición como médica entrenada, tuvo dificultades para que sus propios médicos la escucharan, y experimentó complicaciones en cada uno de sus embarazos.

Walker tiene antecedentes de asma, lo que puede aumentar el riesgo de complicaciones durante el embarazo. Como muchas otras afecciones preexistentes vinculadas con los embarazos de alto riesgo, las mujeres negras tienen tasas significativamente más altas de asma que las mujeres blancas.

Durante el primer embarazo de Walker, una exacerbación del asma en la semana 25 la dejó en el hospital, donde estuvo intubada durante tres días para recuperar el control de su respiración. En su segundo embarazo, estuvo en la unidad de cuidados intensivos de nuevo, tras desarrollar un virus respiratorio y unos niveles de oxígeno muy bajos. En ese momento, los médicos también descubrieron un pequeño agujero en su corazón, llamado un foramen oval permeable, o FOP.

Aunque ambos embarazos llegaron a término y trajo dos bebés sanos al mundo, Walker y su marido sienten miedo de intentar tener un tercero.

Un dolor intenso condujo a un diagnóstico erróneo

A pesar de su temores, Walker dijo que "tenía más amor que dar", y decidió intentarlo de nuevo con un equipo de atención de maternidad más amplio, que incluía a un cardiólogo y a un pulmonólogo. En la semana siete de su embarazo, Walker desarrolló un intenso dolor abdominal, e ingresó en el departamento de emergencias del hospital donde trabajaba. Allí, los médicos le diagnosticaron hemorroides.

"Sería de prever que yo tendría mucha más experiencia y conocimientos para hablar sobre lo que necesitaba en ese momento, pero me dolía muchísimo", observó Walker. En ese momento, no pensaba en sí misma como médica. "Era una madre. Era una paciente. Y solo necesitaba a alguien que fuera mi defensor, que indagara un poco más, porque yo no podía ni hablar. Estaba muy enfocada en intentar sobrellevarlo".

Su dolor se intensificó tras ser dada de alta, y pronto era paralizante. "No podía levantarme del suelo. Cualquier movimiento, conducir, cualquier cosa que hiciera que mi abdomen se moviera, me provocaba un intenso dolor", dijo Walker.

Esta vez, se dirigió directamente al hospital donde se ubicaba su equipo de atención de maternidad. "Pero, de nuevo, no escucharon mi voz tanto como me hubiera gustado. Sufrí dolor durante horas", recordó Walker.

Cuando pudo ver a sus médicos, descubrieron rápidamente lo que sucedía, pero no pudieron salvar al bebé. Había desarrollado un raro tipo de embarazo ectópico que provocaba que su feto creciera en el abdomen en lugar del útero.

Walker perseveró, y ahora está embarazada de nuevo. Siente que su equipo de maternidad la respalda, y que hicieron todo lo posible por salvar a su bebé cuando por fin pudieron atenderla. Pero también reconoce las barreras poco razonables a las que se enfrentó durante el proceso.

"Si digo que me duele (tolero mucho el dolor), y le digo que algo anda mal, veamos más allá de un diagnóstico de hemorroides", planteó Walker. "Exploremos si podría estar sucediendo alguna otra cosa".

Serena Williams dio su opinión

Muchas mujeres negras más tienen historias como la de Walker, entre ellas Serena Williams, una de las mujeres más influyentes del mundo. Tras tener un bebé mediante cesárea, Williams sufrió un embolismo pulmonar, un coágulo sanguíneo que se desplaza a sus pulmones. En una entrevista de 2018 en Vogue, contó que tuvo que defender sus necesidades de forma explícita cuando un enfermero atribuyó sus síntomas a dolor inducido por un medicamento.

"Un sesgo implícito se interpone contra que demasiadas mujeres, en particular mujeres de color, reciban el tratamiento adecuado, y entonces esto conduce a algún tipo de resultado materno, o incluso de nacimiento, malo", lamentó Stewart.

Stewart y sus colegas de March of Dimes han explorado el tema de los sesgos implícitos y cómo las suposiciones subyacentes de los médicos pueden influir en la calidad y la eficiencia de la atención médica que proveen. Según March of Dimes, casi la mitad de los ginecoobstetras han reconocido que tienen algún tipo de sesgo.

"Mientras intento traer una vida a este mundo, solo quiero disfrutar de la bendición de tener otro hijo", añadió Walker. "Y pienso que es desgarrador tener que pensar en esto. Solo queremos que nuestras voces se escuchen, y tener a nuestros bebés. Pero tenemos que pensar en todas estas afecciones y complicaciones que podrían ocurrir".

Más información

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU. ofrecen más información sobre las disparidades en la mortalidad materna.

Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com

FUENTES: Stacey D. Stewart, MBA, president, CEO, March of Dimes; Chereena Walker, DO, hospitalist, Kansas City, Mo.

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