El aumento de la conciencia sobre las consecuencias negativas para la salud de consumir demasiada azúcar ha impulsado un incremento dramático en el consumo de edulcorantes artificiales bajas calorías en las últimas décadas. Sin embargo, una nueva investigación encuentra que los reemplazos artificiales del azúcar también pueden causar cambios en la salud relacionados con la diabetes y la obesidad, lo que sugiere que cambiar de regular a dietético también puede tener consecuencias.
Los edulcorantes artificiales son uno de los aditivos alimentarios más comunes en todo el mundo, frecuentemente se consumen en la dieta, en refrescos bajas calorías y otros productos.
Pero a pesar de ser tan populares y recomendados, pueden tener efectos negativos para la salud. Un nuevo estudio científico recién presentado es el examen más grande hasta la fecha en rastrear los cambios bioquímicos en el cuerpo, después del consumo de azúcar o sustitutos del azúcar. Los investigadores analizaron el impacto sobre la salud vascular de las sustancias que afectan el revestimiento de los vasos sanguíneos. Los experimentos se realizaron en ratas y en cultivos celulares.
"A pesar del uso popular de estos edulcorantes artificiales sin calorías en nuestras dietas diarias, todavía ha habido un aumento drástico en la obesidad y la diabetes", dijo el investigador principal Brian Hoffmann, del departamento de ingeniería biomédica en el Colegio Médico de Wisconsin y la Universidad de Marquette, en EE.UU.
"En nuestros estudios, tanto el azúcar como los edulcorantes artificiales parecen exhibir efectos negativos relacionados con la obesidad y la diabetes, aunque a través de mecanismos muy diferentes entre sí" agregó.
Edulcorantes causan cambios metabólicos
Hoffmann presentó la investigación en la reunión anual de la Sociedad Americana de Fisiología durante la reunión de Biología Experimental 2018 el 22 de abril en San Diego, un evento que atrae a alrededor de 15,000 científicos.
El equipo alimentó a diferentes grupos de ratas con dietas altas en glucosa o fructosa (tipos de azúcar) o aspartamo o acesulfamo potásico (edulcorantes artificiales comunes sin calorías). Después de tres semanas, se observaron diferencias significativas en las concentraciones de sustancias bioquímicas, grasas y aminoácidos en las muestras de sangre.
Los resultados sugieren que los edulcorantes artificiales cambian la forma en que el cuerpo procesa la grasa y obtiene su energía (metabolismo) y que tiene un efecto dañino en las células que recubren los vasos sanguíneos.
Lo mejor es la moderación
Entonces, ¿qué es peor, azúcar o edulcorantes artificiales? Los investigadores advirtieron que la pregunta merece mayor análisis. El alto contenido de azúcar está relacionado con resultados negativos en la salud, y este estudio sugiere que los edulcorantes artificiales también.
"No es tan simple como dejar de usar edulcorantes artificiales, que es la clave para resolver los resultados generales de salud relacionados con la diabetes y la obesidad", agregó Hoffmann. “Al igual que con otros componentes de la dieta, la moderación es la clave” concluyó.
Edulcorantes plantean varios riesgos
Según la evidencia mencionada arriba y otras investigaciones científicas, los edulcorantes artificiales no son tan inofensivos como se pensaba. Muchas personas optan por esta forma de endulzar sus bebidas e infusiones, pero se ha demostrado que a largo plazo, pueden ocasionar problemas.
Un pequeño estudio australiano de 2017 halló que consumir altas cantidades de edulcorantes artificiales podría afectar a la forma en que el cuerpo responde al azúcar, y aumentar el riesgo de diabetes de una persona.
"Esto respalda el concepto de que los edulcorantes artificiales reducen el control del cuerpo de los niveles de azúcar en la sangre", apuntó el autor líder, Richard Young, de la Universidad de Adelaida.
En otro estudio de 2017, investigadores de la Universidad George Washington en Washington, descubrieron que una gran cantidad de sustitutos del azúcar causan estragos en el metabolismo del cuerpo. Y al hacerlo, pueden incluso promover la obesidad, ya que producen una mayor activación de los genes asociados con la producción de grasa y la inflamación.
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