Los científicos están descubriendo un lazo cada vez más estrecho entre el cerebro y los intestinos. Es el denominado "eje cerebro-intestino", que se basa en la teoría de que los cambios en las bacterias intestinales pueden desempeñar un papel importante en las condiciones neuropsiquiátricas tales como la ansiedad o la depresión.
El intestino tiene su propio sistema nervioso separado, y genera muchos de los mismos neurotransmisores (incluyendo la acetilcolina y la serotonina) que el cerebro genera. Estos neurotransmisores son muy importantes en la promoción de la movilidad intestinal, y regulan esa función.
Del mismo modo, los científicos creen que el cerebro y el intestino pueden hablar entre sí. Por lo tanto, “es posible que la ansiedad y la depresión puedan provocar dolor abdominal u otros síntomas gastrointestinales. También es posible que las condiciones gastrointestinales tales como el dolor abdominal crónico o estreñimiento también puedan resultar en ansiedad o depresión” dijo el Dr. Athos Bousvaros, de la Harvard Medical School.
¿Pueden los probióticos tratar las enfermedades crónicas (físicas y mentales)?
Si, en teoría, las bacterias tienen un papel en estas condiciones crónicas, tal vez cambiar las bacterias intestinales mediante la adición de probióticos ("bacterias buenas") podría ayudar a tratar enfermedades crónicas.
Los probióticos se han utilizado ampliamente en países como China y Japón durante décadas, principalmente en forma de leche fermentada. Además, hay una serie de estudios en animales que sugieren que los probióticos pueden ser útiles para condiciones como la diarrea o la colitis.
Un artículo reciente aparecido en Annals of General Psychiatry revisó la literatura médica actual disponible sobre el uso de probióticos para tratar la ansiedad y la depresión.
Los médicos identificaron 10 estudios bien realizados (cegados y controlados con placebo), y examinaron a cada uno en profundidad. Todos estos estudios tenían un número relativamente pequeño de pacientes, oscilando entre 42 y 124.
“Los resultados de estos estudios fueron mixtos: algunos sugirieron que puede haber beneficios leves de tomar probióticos si alguien tiene ansiedad o depresión, mientras que otros no mostraron ningún beneficio. En general, los autores concluyeron que los efectos clínicos de los probióticos sobre la salud mental todavía no se han estudiado de manera exhaustiva" señaló Bousvaros.
Qué se puede esperar
Si bien es tentador esperar que los probióticos se puedan utilizar para tratar la ansiedad o la depresión, en este punto no hay datos convincentes que sugieran un verdadero beneficio.
Dado que la mayoría de los probióticos son relativamente seguros, tomarlos por esta razón probablemente entra en la categoría de "no hacen daño, y podrían ayudar".
Sin embargo, los probióticos probablemente no son un sustituto de la atención estándar, como la terapia cognitivo- conductual, o los medicamentos aprobados por la Administración de Drogas y Alimentos de EE.UU. (FDA) para tratar la depresión o la ansiedad.
“Se necesiten más investigaciones en el futuro para tratar de identificar qué cepas de bacterias son las más eficaces y cuál es la mejor dosis de bacterias a tomar para tratar estas condiciones” afirma el especialista de Harvard.
La importancia del microbioma
Hay mucho interés ahora en el microbioma humano (las poblaciones de bacterias que viven en varias partes del cuerpo, incluyendo el intestino, la piel y los pulmones).
Ahora se sabe que hay aproximadamente 10 veces más células bacterianas que otras células humanas en el cuerpo. La gran mayoría de estas células bacterianas están en el tracto intestinal, y sirven para muchos propósitos, incluyendo la digestión de alimentos, la fabricación de ciertas vitaminas (por ejemplo, la vitamina K) y la regulación de nuestro sistema inmunológico.
Y ahora, los investigadores están estudiando activamente si los cambios en las bacterias intestinales pueden aumentar el riesgo de enfermedades crónicas, como la obesidad o la enfermedad inflamatoria intestinal.