El material terapéutico es una resina de uso biológico que fue concebida y creada en los años 90 por el profesor de la Facultad de Medicina de la UNAM Luis Delgado Reyes. Quince años después fue recuperada por su hijo Luis Delgado Guerrero y su socia Karina Ramírez, egresados de la Facultad de Química y quienes mejoraron la formulación.
La combinación de resinas epóxicas y minerales tiene la ventaja de ser moldeable, no tóxica ni mutagénica, de bajo costo y durabilidad permanente; eventualmente sería usado en el área odontológica. Por su innovación, está en proceso de patente y ha permitido la creación de una empresa (Epóxicos para la Salud).
Puntos clave
- Prótesis óseas a base de resina son moldeables, de bajo costo y durabilidad permanente.
- Antes de ser implantado, el material se esteriliza con rayos gamma.
- En 1996 comenzaron las pruebas y hasta ahora se ha beneficiado a más de 600 personas.
Cómo nació el proyecto
En un comunicado emitido por la UNAM, Ramírez Luna explicó que el proyecto inició en el momento que su padre, se preocupó por sus pacientes de escasos recursos, quienes no podían tener a su alcance, por ejemplo, una placa de titanio –con costos que van de 14 mil y hasta 80 mil pesos, de acuerdo al tamaño y calidad del material–, para reparar el cráneo después de una cirugía.
Comenzó a desarrollar el producto, a investigar y probar diferentes materiales, hasta que llegó a una formulación adecuada que permitía sustituir la porción ósea perdida. Con pacientes dispuestos a aceptar el material con fines de investigación, comenzaron las pruebas que desde 1996 y hasta ahora han beneficiado a más de 600 personas.
Innovación y desarrollo
Años después, el neurocirujano le cedió el producto a su hijo para que lo mejorara. Así, los químicos hicieron el escalamiento de la producción, eliminaron impurezas, probaron diferentes grados de materiales e hicieron diversas determinaciones para caracterizar cada producto, incluida la prueba de esterilidad en la Facultad de Química, con el fin de obtener una calidad adecuada para uso humano y veterinario; así, aseguraron la esterilidad del producto de lote a lote.
Para ser implantado, el material –formado por resinas epóxicas y compuestos inorgánicos– se esteriliza con rayos gamma en el Instituto de Ciencias Nucleares.
El producto consiste en dos pastas, cada una conformada por una porción de la resina epóxica y su correspondiente activador, para obtener una reacción de polimerización. Por separado tienen una consistencia suave, pero si se mezclan, en dos horas alcanzan la dureza final y ya no se deforman; así ocurre si hay un acelerador en la formulación, si no, a las 12 horas ya no se deforma y a las 24 alcanza la dureza final. En éste último caso, el costo del producto disminuye.
Ventajas del material
Las presentaciones del material varían en función de su aplicación, por ejemplo, para las lesiones craneales las dos pastas, que suman 80 gramos, permiten reparar una superficie de aproximadamente 10 centímetros cuadrados (cm2). En todos los casos el médico es el encargado de darle la forma que se necesite, para unir un hueso roto que ha sido tratado con un clavo intramedular o resanar el caparazón roto de una tortuga, explicó Delgado Guerrero.
Para las lesiones craneales ya no es necesario sacar placas ni hacer moldes para mandar a hacer la pieza y colocarla en una segunda cirugía. El neurocirujano puede hacer un “parche”, moldearlo en ese momento y cubrir la lesión.
En el caso del área odontológica, se tendrá la ventaja de que, en una sola cita, el dentista podrá curar caries y hacer incrustaciones, sin mayor trámite, al instante. Además, los costos de fabricación y venta están muy por debajo de lo que podrían ofrecer los competidores.
Por ahora, los universitarios continúan sus trabajos para ampliar su nicho de mercado y tienen en mente piezas prefabricadas para sustituir huesos completos.