Hemofilia: ejercicio y deporte

Hasta mediados del siglo XX, el ejercicio físico y el deporte estaban restringidos para las personas con hemofilia, dado que la esperanza de vida era mucho menor que la de hoy.  Pero con los cuidados actuales,  hoy pueden hacer muchas actividades físicas con menor riesgo de sangrado musculo-esquelético.

Los expertos de la Federación Mundial de Hemofilia (WFH, por sus siglas en inglés) resaltan la importancia del ejercicio físico y el deporte en personas con hemofilia, ya que ayudan a prevenir lesiones musculares y óseas. 

Hemofilia: ejercicio y deporte

La mayor parte del sangrado en la hemofilia ocurre internamente, en las articulaciones o los músculos. Las articulaciones afectadas con más frecuencia son las de las rodillas, los tobillos y los codos. Si no son tratados a tiempo pueden producir un daño articular irreversible. Por eso el ejercicio, además de ayudar a mejorar la calidad de vida, logra una buena musculatura que protege de eventuales lesiones     

Los deportes más adecuados para pacientes con hemofilia varían según el clima y el lugar de residencia. Pero los más habituales son el ciclismo, la natación, carrera, patinaje, caminatas, jogging, tenis y gimnasia. 

La Sociedad Americana de Pediatría clasifica los deportes en: de contacto (futbol, básquet, rugby) y de no contacto, según la probabilidad de caídas o choques y colisiones con los compañeros de juego. Los del segundo grupo son kayak, patinaje, natación, tenis, bádminton, natación, tenis de mesa, golf y ciclismo.

La Federación Mundial de Hemofilia sugiere hacer ejercicios para aumentar la fuerza muscular combinados con programas de entrenamiento general u otros enfocados a mejorar el equilibrio y el rango de movilidad. Los deportes como la natación, el ciclismo y las caminatas son seguros para la mayoría de las personas con hemofilia, mientras que no se recomiendan otros como el fútbol americano, el rugby o el boxeo.

En realidad no hay “ejercicios para hemofilia” sino que hay algunos que ayudan a mejorar el estado general del paciente. Y, como la medicina, es más eficaz si se trabaja bien y con el asesoramiento de un entrenador profesional o terapista físico familiarizado con los pacientes que padecen la afección.

La terapia físicapuede ayudar también a que las articulaciones y los músculos funcionen como deberían. Al hacer terapia física, los músculos serán más fuertes y las articulaciones funcionarán mejor, lo que significa que habrá menos hemorragias. Eso hará que se sienta mejor y que pueda hacer más.

En las personas con hemofilia, las rodillas, los tobillos y los codos son las articulaciones más afectadas. Esto ocurre porque tienen solo tendones que las recubren. En cambio en el caso del hombro o la cadera, además de tener un rango mayor de movimiento, están protegidas por músculos que ayudan a prevenir las lesiones. 

Además de tener una buena movilidad articular es importante tener músculos fuertes para lograr más estabilidad y proteger los huesos. También hay que lograr un buen equilibrio, algo fundamental para evitar caídas. Muchas podrían ser inofensivas para cualquiera, pero no en los pacientes con hemofilia. 

Afortunadamente hoy los pacientes con hemofilia pueden aprovechar todos los beneficios de la actividad física para lograr un cuerpo fuerte, ágil y resistente.

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Fuentes:

Federación Mundial de Hemofilia

American Academy of Pediatrics: Medical Conditions Affecting Sports Participation

Hog Handbook

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